Esta película protagonizada por Mark Wahlberg funciona cuando es un relato deportivo y pierde terreno cuando la presencia del perro tira las cosas hacia el melodrama.
La adaptación a la pantalla chica del personaje de Tom Clancy tiene algunos pasajes potentes, pero sus estructuras narrativas no pueden superar el simplismo y superficialidad ideológicos.
El estilo lavado y prolijo del cine del israelí Riklis vuelve a manifestarse en esta historia que son muchas películas a la vez, sobre un niño que crece y se convierte en un adulto en busca de identidad.