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Volando a casa

volando_a_casa_unoTítulo original: Flying home
Origen: Bélgica / Alemania
Dirección: Dominique Deruddere
Guión: Dominique Deruddere
Intérpretes: Jamie Dornan, Charlotte De Bruyne, Jan Decleir, Ali Suliman, Josse De Pauw, Viviane de Muynck
Fotografía: Frank van den Eeden
Montaje: Els Voorspoels
Música: Wolfram de Marco
Duración: 96 minutos
Año: 2014


5 puntos


UN ACTOR Y UNA PELÍCULA POCO IMPORTANTES

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

volando_a_casa_dosCuando lo vi en Cincuenta sombras de Grey, una de las cosas que pensé fue “quizás sea lindo, pero este Jamie Dornan es de madera terciada”. Ahora, también sabía que tenía que tener en cuenta que nada en la película –desde la novela original, pasando por el guión adaptado y la dirección- ayudaba en lo más mínimo para que el tipo pudiera dar una performance decente. Todo el mundo se merece una segunda chance, hasta uno de los protagonistas del film basado en el libro de E.L. James, y acá estoy yo, escribiendo sobre Volando a casa, película con Dornan estrenada un año antes de que interpretara a Christian Grey.

Lo cierto es que ya la banda sonora que se escucha en los comienzos de Volando a casa predispone mal, es un compendio de lugares comunes mal ejecutados. Encima el film no hace mucho para levantar las expectativas: cuesta interesarse en la historia de Colin (Dornan), un ejecutivo financiero que está tratando de sellar un trato multimillonario con un sheik que tiene una debilidad por las carreras de palomas y que ha hecho todo para quedarse con un particular ejemplar que posee un criador en Flanders, Bélgica. Hacia allá va Colin, fingiendo ser un simple maestro en busca de la tumba un antepasado que falleció durante la Primera Guerra Mundial. Y hacia allá vamos nosotros, tratando de que nos importe lo que sucede en el relato.

Hasta que Colin conoce a su obvio interés amoroso –la nieta del criador de palomas, Isabelle (Charlotte De Bruyne)- y empieza a replantearse algunas cosas respecto a su conducta, sus objetivos en la vida y su vínculo con sus seres queridos, Volando a casa aburre, y bastante, básicamente porque el director y guionista Dominique Deruddere sabe qué quiere contar (la típica historia del joven ejecutivo que a partir de un suceso particular y el amor reacomoda todas sus fichas), pero no cómo contarlo, con lo que ese proceso de aprendizaje del protagonista no llega a notarse de la manera que necesita la película.

Cuando el film parece encontrar un poco el rumbo y hasta un tono pausado pero seguro para narrar sus conflictos, aparece la urgente necesidad de cerrar todo en una hora y media: es entonces que Volando a casa se apura innecesariamente y si en sus primeros minutos poseía un ritmo excesivamente cansino, en gran medida por su indecisión, en los tramos finales se toman unas cuantas decisiones apresuradas y hasta inverosímiles, que le restan potencia al núcleo central del relato, que es claramente el romántico. Todo se cierra de una forma casi inexplicable y ni siquiera las pobres palomas nos importan.

¿Qué decir entonces de Dornan? Acá vuelve a entregar otra actuación carente de vitalidad, pero es cierto que nada de lo que está a su alrededor ayuda mínimamente. Posiblemente el gran problema de este actor es el de varias estrellas jóvenes: acumulan demasiados proyectos insustanciales y así es difícil que puedan demostrar algunas de sus supuestas virtudes. O por ahí Dornan simplemente es como pensé cuando lo vi en Cincuenta sombras de Grey: de madera terciada. Por eso termina protagonizando una película mediocre como Volando a casa.

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