Este episodio resulta una buena síntesis de la serie: cómo un hecho azaroso puede modificar la experiencia de los personajes. Y dos villanos irredimibles convertirse en héroes.
El final de la segunda temporada logró redondear satisfactoriamente lo que venía insinuando: un fin lógico, que supo aprehender dosis de amargura y melancolía.
Imprevistamente, la serie de Marvel creció y superó las expectativas. La especulación filosófica le dio paso a lo lúdico, y el último episodio sumó grandes decisiones de puesta en escena.