–Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Hay un momento de Art of War donde Dwight (Sylvester Stallone) dice que a él no le gusta tanto apostar dinero, sino sobre las personas. Este capítulo de Tulsa King, dirigido por Guy Ferland y que toma su nombre del libro El arte de la guerra, de Sun Tzu, puede resumirse en buena medida a partir de ese dicho. Porque todo -o casi todo- lo que sucedió estuvo en relación con ese apostar a que, si se mueven las piezas de la manera adecuada, determinadas personas se van a mover de determinada forma. Ya el arranque dio pistas sobre eso, en un diálogo entre Dwight y Quiet Ray (James Russo) en el que terminan arribando a una frágil tregua, aunque el primero tiene la certeza de que el segundo en algún momento va a tratar de eliminarlo. Pero el verdadero centro del episodio pasó por la serie de maniobras llevadas adelante por Dwight para quitar al Fiscal General Sackrider (Tim Guinee) de la esfera de influencia de Dunmire (Robert Patrick) y que pase a estar bajo su control. El método que aplica puede parecer enredado, pero en verdad es simple: recabar información sobre el funcionario y luego actuar en consecuencia. Por eso le pide ayuda a Margaret (Dana Delany) y esta logra reunirse con la esposa de Sackrider, obtener los datos indicados y desde ahí se traza un plan que tiene algo de azar y especulación, pero que finalmente da el resultado esperado y hasta más todavía. Ahí juega un rol muy relevante Cal Thresher, un poco a su pesar, convocando a Sackrider a una reunión que, oh casualidad, tiene lugar en el bar de Dwight. Allí se despliegan todos los recursos necesarios para activar la adicción al juego de Sackrider -con Grace (McKenna Quigley Harrington haciéndose un picnic-, quien termina metiéndose en un montón de problemas financieros. Graves problemas financieros, a los que Dwight aparece listo para solucionar, aunque ese favor genera una deuda de gratitud que sabe aprovechar al máximo. Porque lo que sigue es la inesperada decisión de Sackrider de restaurar la licencia para la distribución de alcohol de Joanne Manfredi (Annabella Sciorra). Esto desatará la ira de Dunmire, que perderá el control y terminará agrediendo a Sackrider. De ahí, a la cárcel, aunque queda por verse si el que ha sido hasta ahora el gran antagonista de la temporada ha dejado realmente de ser una amenaza. Más aún porque su hijo Cole (Beau Knapp), con quien tiene un vínculo cada vez más resquebrajado, sigue suelto y quizás con ganas de hacer la suya, mientras crece su relación con Spencer (Scarlet Rose Stallone). Posiblemente este personaje sea la conexión con la otra subtrama, mucho menos interesante, focalizada en las artimañas de Tyson (Jay Will), Dennis (Chris Caldovino) y la propia Spencer para armar un negocio propio. La seudo estafa que montan, que incluye un allanamiento falso para quedarse con unas drogas que estaban en manos de una fraternidad universitaria, es divertida, aunque parece forzada dentro de la estructura narrativa del capítulo, y todavía no queda claro hacia dónde irá en el futuro. A pesar de esto, Art of War fue un episodio más enfocado y efectivo, que le permitió levantar el nivel a la serie.
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