
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
El final de temporada de Alien: Earth dejó sensaciones encontradas, entre un conjunto de resoluciones que volvieron a escapar de lo esperado, pero que también fueron algo arbitrarias. Principalmente porque quedó la impresión de que el creador Noah Hawley no estuvo tan interesado en las criaturas alienígenas -que, al menos de momento, fueron más un medio que un fin-, sino en los dilemas éticos y morales alrededor de los híbridos, que terminaron acaparando casi todo el protagonismo. The Real Monsters, dirigido por Dana Gonzales, fue un relato de escape, rebelión, venganza y cambio de mando, en el que las víctimas pasaron a ser victimarios, justificados en una puesta en escena que puede resumirse en el título del episodio. La serie dejó por un rato de lado toda ambigüedad y aceleró, quizás demasiado, el proceso de autoconsciencia de Los Niños Perdidos, que pasaron a la acción. Siempre liderados por Wendy (Sydney Chandler), supieron manipular todo desde su celda, tomando posesión de los sistemas de la isla y generando una instancia de confrontación con Kavalier (Samuel Blenkin), en el que este quedó expuesto. Si había algo de patetismo en el dueño de Prodigy, en esta secuencia queda esto mucho más claro, a partir de cómo revela sus traumas paterno-filiales y una pedantería que esconde una gran inseguridad. En cuanto la puerta de la celda queda abierta, el capítulo entra en una fase más previsible, aunque haya un par de pasajes que introdujeron diversos niveles de tensión: la pelea entre Kirsh (Timothy Olyphant) y Morrow (Babou Ceesay), salvaje y mecánica a la vez; y la trampa tendida a Joe (Alex Lawther), que casi es poseído por el monstruo de varios ojos, hasta que llega para salvarlo Wendy. Ahí también es donde se revela que Atom (Adrian Edmonson) es un androide que fue construido por el mismo Kavalier y que mató al padre de este, aunque su utilidad parece acabarse luego de que Wendy lo paraliza. El resto se hace llamativamente fácil para Wendy y sus amigos, que dejan a todos encerrados, con la excepción de Joe, que ha logrado recomponer el vínculo con su hermana, aunque también asiste impotente a un cambio de esquema con el que no necesariamente está de acuerdo. Es cierto que hay varias criaturas alienígenas que han logrado evadirse y que posiblemente constituyan uno de los nudos argumentales de una eventual segunda temporada. También que subsiste el conflicto existencial de Wendy, que como ella misma le dice a Joe, no es ni niña ni adulta, ni terrestre ni extraterrestre. Es alguien que no sabe quién o qué es, y es precisamente lo identitario el tópico principal para Alien: Earth. Esa centralidad temática le quitó algo de potencia narrativa y la condujo a varias decisiones entre enredadas y forzadas. Como Wendy, quizás pueda hallar una identidad más consistente en la segunda entrega.
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