Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Luego de la cima que constituyó In space, no one…, que fue puro thriller, acción y terror, Alien: Earth volvió a buena parte de la tónica que venía manejando previamente, una donde predomina la intriga corporativa y los choques morales, con resultados dispares. The Fly estuvo centrada mayormente en dos sendas argumentales: la primera fue el enfrentamiento, ya abierto, entre las corporaciones Prodigy y Weyland-Yutani, con una instancia de mediación como epicentro, en la que Samuel Blenkin como Kavalier aprovechó para montar un show interpretativo. Esa secuencia donde queda cara a cara con Yutani (Sandra Yi Sencindiver) fue tensa y a la vez un tanto ridícula, pero se complementó bastante bien con una escena posterior en un ascensor en la que Morrow (Babou Ceesay) y Kirsh (Timothy Olyphant) miden fuerzas de forma verbal. El bando ganador, al menos por ahora, es claramente el de Prodigy, pero ya se mueven piezas por parte de Yutani, lo cual conecta con la otra trama, que tiene lugar en Neverland, con sus experimentos, las criaturas alienígenas, los híbridos y las referencias a Peter Pan. Hay allí un par de desencadenantes de tensiones, que confluyen hacia al final. Uno es la orden de Atom (Adrian Edmonson) de borrar la memoria de Nibs (Lily Newmark) y el despido de Arthur (David Rysdahl) cuando este se rehúsa a hacerlo. Cuando Wendy se entera de esto (o más bien lo deduce), eso provoca un choque/desilusión en ella, en especial con Sylvia (Essie Davis), quien fue la que se encargó del procedimiento. A la vez, Arthur termina ayudando a Joe (Alex Lawther), dándole subrepticiamente las claves para que eventualmente pueda escapar con su hermana. El otro disparador es la extorsión y manipulación que Morrow ejerce sobre Slightly (Adarsh Gouray), quien eventualmente, luego de muchas vacilaciones, termina usando a su favor el caos desatado en el laboratorio. Esa anarquía se desata inicialmente por una serie de errores muy tontos por parte de Tootles (Kit Young), que lo convierten en víctima de las criaturas, que encuentran la chance de liberarse. La siguiente víctima es el pobre Arthur, posiblemente el personaje con mejores de intenciones de toda la serie y que, lógicamente -dentro del universo despiadado que maneja la serie-, va a finalizar con un xenomorfo de su pecho. Todo lo que ocurre en el laboratorio es un tanto insólito y hasta roza lo ridículo, pero sorprendentemente la puesta en escena se las arregla para que el verosímil se sostenga lo mínimo indispensable. Habrá que ver si en el siguiente capítulo (titulado Emergence) Alien: Earth consigue acomodar de forma más consistente todos sus elementos.
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