
Por Patricio Beltrami
Una nueva jugada fue el estreno de la semana y no mucho más para el aparato de marketing de Netflix. Sin embargo, esta comedia ambientada en el máximo nivel del deporte profesional estadounidense explota todas sus líneas argumentales y la nutrida galería de personajes para crear un relato divertido, descontracturado y humano. Con diez capítulos de media hora de duración, Una nueva jugada aborda la caótica gestión de Los Ángeles Waves, ficticia franquicia de la NBA que parodia a Los Ángeles Lakers. Al inicio de la temporada, el CEO del equipo, Cam Gordon (Justin Theroux) debe someterse a rehabilitación tras haber provocado un accidente de tránsito bajo los efectos de las drogas. Contra todo, designa como sucesora a su hermana Isla (Kate Hudson), quien tenía un pasado de escándalos y sólo se ocupaba del área de caridad de la institución. Frente a los prejuicios de sus hermanos, de la directiva del club, de los basquetbolistas y de toda la NBA, Isla Gordon buscará defender su nuevo cargo en medio de una temporada decadente para los Waves. Si bien los principales conflictos de Una nueva jugada giran alrededor de la gestión deportiva, el acierto de los autores es que lo humano, las relaciones personales y las decisiones vinculadas a la ética y la moral le otorguen amabilidad, vulnerabilidad, calidez y sensibilidad genuina a las historias y los personajes. Fiel a su trayectoria como guionista, Mindy Kaling diseña otra producción liderada por una mujer que debe abrirse paso en un mundo hombres, como ocurría en Late night o en la lucha de la Kelly de The office. Sin embargo, el trabajo en conjunto de Kaling y Kate Hudson genera que Isla Gordon sea una mujer con ideales, consciente de las dificultades y desafíos que atravesará para validar sus aptitudes en un mundo de hombres, pero al mismo tiempo se trata de una persona imperfecta, que se equivoca, que falla y que, por momentos, se toma en gracia su pretendido papel de baluarte en la lucha por la equidad de género. Incluso, Isla Gordon nunca reniega de su pasado como fiestera, de ciertas libertades en lo sexual o apariciones públicas de alto voltaje. En ese equilibrio entre la reivindicación del feminismo y la autoconsciencia sobre ciertas consignas de barricada, la Isla Gordon de Hudson se convierte en una protagonista querible que a lo largo de la temporada evoluciona como dirigente, como mujer y como persona. A su vez, el guión de Kaling mejora a partir del aporte de los otros autores. Por un lado, Ike Barinholtz le otorga la cuota de locura necesaria para descontracturar a esta comedia, ya que al diseño de diálogos y monólogos hilarantes (gran momento John Wick) se agrega el slapstick y el uso de los elementos y los espacios para explotar el humor en la mayor cantidad de dimensiones posible. Asimismo, Elaine Ko, guionista recurrente en Modern family y con gran incidencia en la tercera temporada de Only murders in the building, evidentemente le termina de dar forma a esta combinación para que el producto sea redondo y dialogue con otras producciones y géneros. Más allá de la gestión deportiva, las historias de Una nueva jugada parten del seno de los Gordon hacia afuera, afectando en mayor o menor medida al resto de las subtramas. Por eso, las intrigas palaciegas por el poder en los Waves mayormente derivan en las disputas entre los cinco hermanos, sobre todo cuando el inescrupuloso Gordon intenta que su hermana fracase para allanar su retorno a la dirección. Con más tiempo en pantalla, los otros cuatro hermanos (Isla, Ness, Sandy y Jackie) intentan balancear las vicisitudes de la gestión deportiva con sus problemáticas vidas personales, fracasos amorosos mediante. Más allá de los resultados, que como en el básquet pueden cambiar hasta el último segundo, esa búsqueda amable, divertida y honesta hace que Una nueva jugada sea una buena comedia, que además tendrá su revancha asegurada para una segunda temporada.
NdR: Los diez episodios de Una nueva jugada están disponibles en Netflix.
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