
Título original: Idem // Origen: Argentina // Dirección: Pablo Parés // Guión: Pablo Parés // Intérpretes: Bianca Temperini, Nacho Joshas, Bruno Giacobbe, Dani Zalenco, Florencia Patiño, Ramón Caribe, Marcelo Yañes, Simón Ratziel, Nicolás Kayat, Almendra Nobile, Gabriel Rampoldi, Seba Vaina, Facu Nuble, Marcelo Leguiza, Leevon Kennedy // Fotografía: Facu Nuble, Amanda Nara // Montaje: Pablo Parés // Música: Pablo Fuu // Duración: 84 minutos // Año: 2023 //
6 puntos
SEXO, DROGAS Y GOMOSO
Por Patricio Beltrami
Una joven vuelve al barrio tras una decepción amorosa y se aferra a su pasado, lo único que conoce y recuerda, para construir su nueva vida. Sin embargo, la inocencia y los temores iniciales rápidamente se desvanecerán ante la desesperación, las malas juntas y la acumulación de decisiones erráticas. Podría tratarse de la premisa de un drama estándar pero Marisa y Gomoso apuesta por la comedia más desbocada. En este caso, la película de Diego Parés destroza la barrera la corrección política para presentar una parodia de viejas glorias de la televisión para niños caídos en desgracia, que acaban convertidos en seres viciosos y desagradables. Sin embargo, en su búsqueda constante por redoblar la apuesta del cinismo y la perversión encabezada por una suerte de Barney reventado del Conurbano, se termina despojando de humanidad a los personajes y la historia, al tiempo que la reiteración de ciertos gags vuelve al humor predecible y cercano a ciertos estereotipos reconocidos.
En principio, se apela al juego de opuestos entre los protagonistas para disparar el viaje hacia la nueva Marisa. Abandonada a su suerte en una vieja casona de Haedo y con el corazón roto, la joven se refugiará en la seguridad que le brinda su amigo y amante para adentrarse en la salvaje vida del oeste del Conurbano Bonaerense. No obstante, este trayecto será alimentado por el descontrolado consumo de alcohol y drogas, sexo desenfrenado, traiciones, estafas, graves denuncias y algo parecido a la prostitución. Rápidamente, la intención de revivir el viejo programa infantil queda como una excusa para desatar un torbellino de malas decisiones, sucesos desafortunados y situaciones insólitas que se desarrollan en los poco más de ochenta minutos de metraje. Durante ese tiempo, Marisa y Gomoso avanza constantemente a partir de la misma fuerza y desquicio de su narrativa.
Una de las grandes virtudes de la película es que nunca busca ser condescendiente, por lo que enarbola y sostiene un registro humorístico incorrecto, chabacano y escatológico hasta el final. De hecho, algunas secuencias de montaje sirven para enfatizar en estas temáticas, al mismo tiempo que vuelven el relato más dinámico, divertido y sorprendente. En ese sentido, sólo se necesitan pocos minutos para que la audiencia comprenda cuál es el tono que propone el film, aspecto que resulta tan honesto como también potencialmente una rápida vía de expulsión para los espectadores que no entren en el juego propuesto por Parés. Asimismo, esta parodia que coquetea con elementos del costumbrismo, donde se exacerba la incorrección política a través de lo sexual, lo asqueroso y lo inmoral (incluso con varios pasajes de humor negro sobre ciertas temáticas de alta sensibilidad), también encuentra sus propios límites.
En ese orden, Gomoso representa el extremo de lo inmundo y desagradable, portador de una falta de humanidad y ética que se supera a cada minuto. A pesar de sus desopilantes decisiones y reacciones, este oso de peluche gigante y sucio evoca y repite hasta el hartazgo el estereotipo de personajes misóginos, misántropos, cancheros, oportunistas y reventados como Rick Sánchez, El Mono Mario o El Bananero. Por eso, con el paso de los minutos, sus intervenciones se hacen cada vez más predecibles y mecánicos. Ante ello, el arco de Marisa resulta mucho más interesante, aunque se trate de un descenso a la misma vida de excesos y miseria que disfruta Gomoso. A raíz de ello, la buena actuación de Bianca Temperini permite que Marisa sea quizás el único personaje que despierte empatía en el espectador a partir de su viaje de autodescubrimiento, decadencia y liberación. Rareza entre la producción nacional dedicada a la comedia, Marisa y Gomoso explota territorios desagradables, escatológicos y bizarros en clave de parodia sobre sueños rotos, espíritus quebrados y la posibilidad de reinventarse, aunque sea a fuerza de los golpes de la vida y el abuso de sustancias.
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