
Título original: Idem // Origen: Francia / México / Bélgica // Dirección: Jacques Audiard // Guión: Jacques Audiard, basado en la novela de Boris Razon // Intérpretes: Zoe Saldana, Karla Sofía Gascón, Selena Gomez, Adriana Paz, Edgar Ramírez, Mark Ivanir, Eduardo Aladro, Emiliano Hasan, Gaël Murguia-Fur, Tirso Pietriga, Xiomara Melissa Ahumada Quito, Magali Brito, Jarib dit Javier Zagoya Montiel // Fotografía: Paul Guilhaume // Montaje: Juliette Welfling // Música: Camille, Clément Ducol // Duración: 132 minutos // Año: 2024 //
4 puntos
EL CAMINO AL INFIERNO ESTÁ PAVIMENTADO DE BUENAS INTENCIONES
Por Esteban Simoes
“Las categorías de ‘hombre’ y de ‘mujer’ son a un tiempo vacías y desbordantes. Son vacías porque no tienen un significado definitivo, trascendental. Son desbordantes porque, incluso cuando parecen estar fijadas, contienen definiciones alternativas, negadas o suprimidas” (Joan W. Scott citada por Judith Butler en ¿Quién teme al género?)
Premiada en Cannes y la película más nominada de los últimos oscars, Emilia Pérez llega a los cines argentinos con su inusual propuesta: un melodrama musical pop sobre un capo narco que decide transicionar a mujer y, una vez hecho esto, tratar de resolver por sí sola el drama de las desapariciones en México, al mismo tiempo que su pasado vuelve para acecharla. Dirigida por el francés Jacques Audiard y protagonizada por la actriz trans Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña y Selena Gomez, la película viene generando polémica tras polémica, como a los premiadores les sabe gustar. Y es que el film, hablado mayormente en español, aunque también en inglés y francés, fue filmado en su mayor parte en París y muestra una liviandad para tratar los temas mencionados que resulta, por lo menos, temeraria (el director, para más información, confesó no haber realizado investigación alguna para desarrollar los temas tratados).
Digámoslo de una vez: se nota mucho que estamos ante la presencia de un director europeo y blanco, esa confianza de creerse en el centro del mundo y poder manejar cualquier tópico con maestría y sin necesitar rascar apenas más allá de la superficie, a pesar de las buenas intenciones que se pudieran tener. Esto se nota y mucho en el resultado final. Un desaguisado de más de dos horas que, sostenido por las muy buenas actuaciones de Gascón y Saldaña, tiene muchos problemas. Desde las trece canciones elegidas, que no se asemejan a nada que parezca mexicano (salvo la última, al cierre de la película) y son por completo olvidables, hasta el casting que no incluye casi actores del vecino país (la elección inexplicable de una Selena Gomez en constante lucha con el idioma español). Y para peor, lleno de lugares comunes sobre lo que la “masculinidad” y la “feminidad” se supone que son: la primera asociada a la violencia, la virilidad, la fuerza, etcétera. Y la segunda asociada a la sensibilidad, las emociones y la vida interior.
Se hace necesario correrse de esencialismos, que el director haya elegido a una actriz trans para interpretar el papel no lo salva del bochorno posterior. Porque el mensaje pareciera ser bastante lineal, no importa lo que quieras ser, siempre vas a ser el que una vez fuiste. De acuerdo, la fotografía funciona, algunas coreografías también. El guión, salvando las muchas críticas antes mencionadas, cumple en sus objetivos masculinistas. Pero no alcanza. Siguiendo a Ursula K. Le Guin y su notable texto La teoría de la bolsa de ficción, necesitamos de otras historias. No las historias del héroe y su lanza siempre dispuestas a matar, lo que la autora llama “la historia del asesino”, sino las historias no contadas, las historias de la vida. Cómo nos unimos para contar las historias necesarias, construir los mundos necesarios y hacer enmudecer a los mortíferos.
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