Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
La primera temporada de Tulsa King había sido bastante atractiva desde su planteo inicial, el de ese mafioso llamado Dwight «El General» Manfredi, recién salido de la cárcel tras una larga condena y mandado por sus jefes -en una especie de nueva condena- a mudarse a una ciudad sin mucho atractivo, pero encontrando allí un lugar fértil para su perfil criminal. No solo porque Sylvester Stallone había encontrado un papel que le calzaba bárbaro, sino también porque había un mundo potente, con el despliegue de una amplia galería de secundarios, con códigos y miradas conocidos y renovados a la vez. Así, esta creación de Taylor Sheridan se las arregló para presentar un tono clásico y contemporáneo a la vez, aunque, en particular en los últimos capítulos, había unas cuantas resoluciones entre forzadas y apresuradas, como si el relato no supiera acomodar todas las piezas de forma consistente. La segunda temporada es como una leve corrección, un ponerle las cosas menos fáciles a Dwight y hacerse cargo de forma más explícita de que el mundo que habita y construye el protagonista tiene connotaciones ciertamente oscuras y amenazantes. Ahora el peligro es más palpable y las consecuencias más notorias, por más que el humor -casi siempre brutal- se mantenga como un hilo conductor para muchas situaciones e intercambios. Si la primera temporada era más scorsesiana, la segunda tiene más de Coppola, por más que las primeras tonalidades sigan rondando. En especial a partir del surgimiento de dos nuevos antagonistas: primero Cal Thresher (Neal McDonough), un empresario con conexiones y comportamientos turbios que, en vez de aceptar una alianza con el protagonista, elige confrontar con él; y después Bill Bevilaqua (Frank Grillo), el mafioso más importante de la zona sur, que reclama una parte de las ganancias de los negocios (tanto legales como ilegales) de Dwight. Es Thresher el que tiene el recorrido más ambivalente, porque si al comienzo parece ser un tipo capaz de llevarse puesto todo, a medida que pasan los episodios queda en evidencia que los cimientos donde se apoya son bastante endebles y que no tiene fuerza propia. Es el empresario que quiere, más que puede, ser mafioso, una especie de reverso de Enoch “Nucky” Thompson, el protagonista de Boardwalk Empire, la gran serie creada por Terence Winter (y coguionista Tulsa King), alguien que progresivamente se da cuenta de que se ha metido en un ámbito que lo supera. En cambio, lo de Bevilaqua es más simple: es un sujeto acostumbrado a ensuciarse las manos y convencido de que quiere lo que quiere porque es suyo por derecho y trayectoria. Es, como Dwight, alguien que representa las tradiciones criminales, conocedor de las luchas territoriales y las negociaciones como prólogos o epílogos de situaciones de derramamiento de sangre. Si hablamos de Boardwalk Empire y de los rivales de Dwight s porque Tulsa King está teniendo un recorrido parecido al de esa serie: si la primera temporada estaba centrada de manera absoluta en el recorrido de su antihéroe, la segunda les dio mucha más relevancia a sus competidores. Por eso todo es más coral y se hace hincapié en las traiciones y dilemas internos: de ahí las respectivas subtramas centradas en Tyson (Jay Will) y Armand (Max Casella), que indagan en el precio a pagar por meterse en el negocio criminal; o el recorrido descendente -y finalmente mortal- de Charles «Chickie» Invernizzi (Domenick Lombardozzi), un personaje que, convengamos, nunca encontró un lugar bien definido en la serie. Esta segunda temporada de Tulsa King ratifica una paradoja que ya insinuaba en la primera entrega: por un lado, Dwight no puede hacer todo solo, depende de otros y sus acciones generan inevitablemente reacciones de resistencia, lo que enriquece ese nuevo hogar que es para él Tulsa, que saca lo mejor y lo peor de quienes lo habitan. Por otro -y ahí está la clave del cierre de la temporada, que es un gran cliffhanger, al dejar todo en suspenso-, Dwight, como líder en un ámbito pautado por la violencia, a la hora de la verdad, está totalmente solo.
-La segunda temporada de Tulsa King está disponible en Paramount+. Está cerca de confirmarse una renovación para una tercera y cuarta temporada.
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