Título original: Ídem
Origen: EE.UU.
Dirección: Jeremy Saulnier
Guión: Jeremy Saulnier
Intérpretes: Aaron Pierre, AnnaSophia Robb, Don Johnson, David Denman, Emory Cohen, Steve Zissis, Dana Lee, C.J. LeBlanc, Brannon Cross, James Cromwell
Fotografía: David Gallego
Montaje: Jeremy Saulnier
Música: Brooke Blair, Will Blair
Duración: 131 minutos
Año: 2024
Plataforma: Netflix
8 puntos
LAS PALABRAS Y LAS PIÑAS
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Para esto puede servir Netflix: para que, de vez en cuando, alguna película que normalmente quedaría fuera del radar de los espectadores pueda ser vista y comentada por muchos de ellos. Porque ya incluso antes de la llegada del streaming, a un film como Rebel Ridge le habría costado encontrar un lugar en las salas de cualquier parte del mundo y lograr resultados decentes en la taquilla. Sin embargo, su lanzamiento en la plataforma le permitió convertirse en un pequeño éxito. Y merecido por cierto, porque es mucho mejor que todos los tanques grandotes e impersonales que el sello venía produciendo.
La película de Jeremy Saulnier (quien venía de dirigir los dos primeros episodios de la tercera temporada de True detective, además de films como Noche de lobos y Green Room, que no trascendieron mucho) nos mete en su conflicto desde el primer minuto. Allí lo vemos a Terry Richmond (Aaron Pierre), un ex marine, yendo en bicicleta a pagar la fianza de su primo, a quien necesita sacar de la cárcel de manera urgente, porque va a ser trasladado a una prisión donde su vida corre peligro. Sin embargo, es interceptado por la policía local, que lo detiene arbitrariamente y le incauta el dinero destinado a tal fin. Ese cruce, totalmente casual, tendrá consecuencias que se irán acumulando progresivamente, porque Terry buscará todos los atajos posibles para lograr su objetivo. Esa búsqueda lo llevará a una alianza con una empleada judicial (AnnaSophia Robb) que ha detectado patrones irregulares en las detenciones y fianzas en el distrito, lo que eventualmente los pondrá a ambos en un camino de confrontación directa con el jefe de la policía (Don Johnson), quien lidera una red de corrupción con distintas ramificaciones.
Tras su trama repleta de giros y más giros, Rebel Ridge se mira a un espejo bastante conocido, que es el de la primera entrega de Rambo, donde también teníamos a un ex militar que, producto de la casualidad, chocaba con las fuerzas de seguridad de un pequeño pueblo. Pero Saulnier se queda solo con el punto de partida y, a partir de ahí, delinea un recorrido propio, con un protagonista que no está dañado por su pasado y es capaz de controlarse, de aceptar las reglas del juego que le propone la arbitrariedad institucional y burocrática, hasta que no le queda otra que construir una salida propia. En eso es clave la estupenda interpretación de Pierre, que nos muestra un rostro imperturbable hasta el segundo previo al estallido, hasta que deja salir a esa bestia que insinúa su físico imponente, un ser metódico, que no se resigna nunca y que siempre va para adelante, incluso cuando las circunstancias están absolutamente en su contra. Aunque es cierto que el actor tiene a qué aferrarse, porque el guión de Saulnier es uno particular, donde los diálogos se enlazan con la puesta en forma, con los movimientos de los personajes y las miradas, de la mano de un montaje de enorme precisión, para crear instancias donde la tensión va creciendo hasta hacerse insoportable, hasta que no queda otra que el estallido.
La narración de Rebel Ridge no propone un in crescendo constante, sino explosiones puntuales de violencia: de hecho, el cierre del conflicto es un ejemplo de anticlímax que va contra las expectativas generadas. Tampoco cede ante el heroísmo lineal ni las conclusiones sociológicas baratas, por más que todo esté servido para la discursividad pomposa sobre el racismo, el machismo y los abusos de autoridad. En cambio, deja que los hechos y sus protagonistas hablen, configurando un pequeño mundo donde todos los estímulos, incluso -y hasta especialmente- los legales, están orientados para promover los actos corruptos, las injusticias y, finalmente, la reacción antisistema. Por eso es que el de Terry no es el único personaje interesante: los que encarnan Robb y Johnson -ambos excelentes-, al igual que casi todo el elenco, tienen cosas para decir desde sus distintos niveles de discurso y los lugares donde están parados. Aún a pesar de una resolución algo confusa, Rebel Ridge se impone como una película donde las palabras y gestos suenan tan fuerte como las piñas y los tiros.
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