Título original: Idem
Origen: Argentina / España
Dirección: Diego Yaker
Guión: Diego Yaker
Intérpretes: Andrea Frigerio, Mimí Ardú, Fini Bocchino, Mirta Busnelli, Artur Busquets, Elisabet Casanovas, Claudio Gallardou, Diana Gómez, Juan Leyrado, Mingo Ràfols
Dirección de arte: Lluis Torrente Solés
Vestuario: Myriam Ibáñez, Ana Manouelian
Música: Claudia Torrente
Duración: 2024
Año: 90 minutos
5 puntos
UN DRAMA DE LA DICTADURA CON VENGANZA
Por Mex Faliero
El prólogo de Una jirafa en el balcón está más que bien. Una jubilada argentina vive en Barcelona haciendo empanadas caseras que vende en los comercios del barrio, mientras mantiene algún encuentro con su hija y su yerno, que están esperando un hijo. El giro lo introduce una citación judicial que la mujer rechaza en un comienzo y que luego, ante la exigencia de su hija, termina aceptando: la apertura de los archivos de la última dictadura han abierto la causa sobre la desaparición de su ex -y padre de la chica- y la protagonista es convocada a declarar. En esos primeros pasajes se exponen algunos dilemas sobre el pasado y el imaginario del exiliado con absoluta naturalidad, lo que hace pensar que el film escrito y dirigido por Diego Yaker será uno de esos que se atreverán a reflexionar sobre ese pasado demasiado cristalizado con algo de complejidad, lo que termina siendo en definitiva un espejismo.
Ya desde el póster se nos indica que Lidia (la protagonista, interpretada con solidez por Andrea Frigerio) es una mujer de armas tomar, por lo que ese drama intimista tal vez se vuelque al thriller en algún momento, algo que sucede en el último acto. Antes, Lidia llegará finalmente a la Argentina, donde no sólo se enfrentará a tener que declarar y al conocimiento de datos que desconocía, sino también a reencontrarse con viejos compañeros de militancia revolucionaria, que es donde afloran los peores pasajes del film de Yaker: porque tras su objetivo de desacralizar a los grupos guerrilleros y pensar personajes que no sean unidimensionales, cae en algunos lugares comunes discursivos que están escritos sin demasiada sutileza y en diálogos que parecen una sumatoria de frases hechas sobre los 70’s. Es como si la película, al igual que Lidia, al regresar a la Argentina no supiera cómo resolver algunas cosas.
En el último acto la película amaga con convertirse en ese thriller que decíamos, y lo logra a medias, con Frigerio en plan Liam Neeson vengador. No hay tanta sangre como en las películas del actor de Búsqueda implacable, pero Lidia avanza con un nivel de sagacidad que está por encima de las posibilidades del relato. En ese último acto prima más la acción que los diálogos, por lo cual Una jirafa en el balcón funciona mejor aunque la falta de rigor en algunas resoluciones haga mella, de la misma manera que algunas actuaciones hacen ruido, especialmente en diálogos que requieren cierta precisión verbal y corporal, y los flashbacks del pasado guerrillero de Lidia no tengan la potencia necesaria. Por suerte en la última escena Claudio Gallardou resulta un contrapunto acertado para Frigerio, actriz que ha crecido mucho, tanto como para llevar es relato sobre su espalda y que no le pese.
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