Título original: Idem
Origen: Argentina / España
Dirección: Augusto Sinay
Guión: Augusto Sinay
Intérpretes: Cristóbal López Baena, Javier Pereira, Lucia Castro, Eva Bianco, Valeria Beltramo
Fotografía: Martín Heredia Troncoso
Montaje: Celia Sánchez Ortiz
Música: Tomás Leonhardt
Duración: 91 minutos
Año: 2024
5 puntos
LUGONES EN MODO SLOW BURNING
Por Franco Denápole
Augusto Sinay adapta libremente un cuento de Leopoldo Lugones en El escuerzo, película de época y también de terror sobrenatural acerca de un joven que sufre las consecuencias de una maldición asociada a un tenebroso sapo. Una suerte de combinación del Lugones socialmente comprometido de La guerra gaucha y el despreocupado narrador de Las fuerzas extrañas ensaya Sinay en su largometraje, dado que combina la anécdota fantástica con un trasfondo político concreto: la puesta en práctica de la Ley de Leva, con la que el Gobierno de Urquiza buscaba controlar a la población de gauchos y “vagos”, es decir “personas de uno y otro sexo que no tengan renta, profesión, oficio u otro medio lícito con que vivir” [1]. Plantear semejante diálogo, entre una leyenda de tintes de horror sobrenatural y una realidad política concreta, no es una ocurrencia que carezca de méritos. De hecho, hay una conexión que surge de manera natural, es decir, la concepción del mito como propiedad popular y espacio desde el cual narrar las experiencias de sometimiento producto de la Ley de Leva.
High concept horror o slow burning horror es, entonces, el que pretende llevar adelante Sinay, alejándose bastante de la breve narración de Lugones que se encuentra desprovista de intencionalidades simbólicas o interpretaciones ulteriores. El director busca construir un mundo más hostil, en el que el terror lo impregna todo y predomina una atmósfera de desolación y oscuridad. Un cambio importante dado que, en el texto original, lo fantástico/tenebroso irrumpe como una circunstancia excepcional. Interesante idea a la que también hay que sumarle el atractivo de la realización de imágenes perturbadoras mediante efectos visuales, lo cual aporta mucho a la película en cuestiones de diseño de producción e intencionalidad estética.
Ahora bien, El escuerzo falla en lo más importante: la construcción de un relato atrapante capaz de llevar a buen puerto todas estas oportunas ideas. El largometraje se siente por momentos desenfocado o disperso, apto a la hora de mostrar secuencias visualmente atrayentes pero plagado de lagunas narrativas en medio de estos episodios. La conexión de sentido entre el conflicto social y la matriz fantástica no se realiza correctamente, y en consecuencia el espectador se enfrenta, más que nada, a una yuxtaposición de escenas temáticamente disonantes. El resultado final, en cuanto a la experiencia de expectación, es una alternancia de momentos de interés y otros, más extensos, de aburrimiento.
[1] Este mismo contexto es el que denuncia Hernández en el Martín Fierro. Una copia de la ley está disponible en
www.servicios.abc.gov.ar/docentes/efemerides/10denoviembre/site_10denoviembre/descargas/ley_vago.pdf
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