Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Teniendo en cuenta que los creadores de Hechos polvo son los mismos que los de Cobra Kai (Josh Heald, Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg), había unas cuantas razones para que las expectativas sean altas. Pero, aunque es cierto que no estamos ante algo que se podría caratular como “decepción”, la verdad que tampoco podemos hablar de un entretenimiento realmente logrado. De hecho, lo que vemos es un andamiaje que solo en algunos pasajes logra explotar toda su potencialidad y que mayormente se queda en insinuaciones. La premisa, sin ser original, tiene su atractivo: una unidad de fuerzas especiales de elite realiza un exitoso operativo en Las Vegas, logrando recuperar una bomba que iba a ser utilizada por un grupo terrorista para volar la ciudad. Eufóricos por la misión cumplida, deciden entregarse a una noche de jolgorio y descontrol, con alcohol, sexo y drogas alucinógenas incluidos. Pero la jornada de festejo se ve interrumpida cuando se revela que la bomba recuperada era falsa y que los planes terroristas siguen adelante. Es entonces que los protagonistas deberán retomar su labor y emprender una carrera contra el tiempo, mientras sobrellevan las secuelas de la celebración previa, que incluyen malestar estomacal, resacas, hambre, alucinaciones, completa inconsciencia y hasta tensiones sentimentales que han deteriorado los vínculos personales. Es decir, lo que tenemos es una combinación de elementos de comedias escatológicas como ¿Qué pasó ayer? y de acción como Comando especial, pero en formato serial, en una historia que se extiende durante ocho capítulos. Si bien esto podía funcionar apropiadamente -y por momentos lo hace-, el riesgo más patente y temido era que termináramos viendo un relato que daba para una película, pero estirado para convertirse en serie. Y algo de eso ocurre: Hechos polvo es, principalmente, una sumatoria de ideas cómicas -algunas lúcidas, otras originales aunque no del todo logradas, unas cuantas ya vistas- que se repiten y estiran hasta perder bastante de su gracia. Por ejemplo, hay un personaje llamado Trunk (Terrence Terrell) que adora comer lo que sea y que debe bancarse horas de esfuerzo físico y mental sin nada en el estómago, mientras todas las chances de engullir cualquier clase de comida se le escapan de las manos: es un buen chiste, pero que se repite tanto a lo largo de cada episodio que termina agotando. Asimismo, Haggerty, el desarmador de bombas que encarna C. Thomas Howell se la pasa fuera de juego durante la mitad de la serie, aunque luego tiene un arco narrativo propio que le agrega algo más complejidad y gracia. Por otro lado, mientras Ava (Shelley Hennig) y Chad (Nick Zano), los líderes del grupo, son los que tienen un desarrollo dramático más profundo, Maya (Kimi Rutledge), la informática de la unidad, es una nerd que está siempre al borde de lo insoportable. Si es así de despareja en su comicidad y construcción de los protagonistas, Hechos polvo también lo es en su estructura narrativa, repleta de vueltas de tuerca, algunas francamente astutas y otras bastante arbitrarias. Y algo parecido sucede con la exposición de la violencia, que en unas cuantas secuencias -como una extensa sesión de tortura- coquetea con la crueldad en su intento de búsqueda de lo hilarante. Sin embargo, a pesar de todos esos defectos, sorprendentemente, la serie se sostiene lo suficiente, pasando de una situación a otra o haciéndolas correr en paralelo, uniendo y separando a sus protagonistas, para después volverlos a juntar, sin detenerse nunca. Quizás la clave pase precisamente por esa vocación de no tomarse ni dar un respiro, de seguir para adelante a toda velocidad: si algo no puede decirse de Hechos polvo es que no dé todo de sí, física y narrativamente. Todo es sangre, sudor y vómitos en pos de la acción y la comedia, aunque quizás haya faltado precisamente esos momentos de respiro para redondear apropiadamente una propuesta a la que cuesta salir de la superficialidad.
-Los ocho episodios de Hechos polvo están disponibles en Netflix. Todavía no fue confirmada una segunda temporada.
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