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¡No estás invitada a mi bat mitzvá!

Título original: You Are So Not Invited to My Bat Mitzvah
Origen: EE.UU. 
Dirección: Sammi Cohen
Guión: Alison Peck, basado en el libro de Fiona Rosenbloom
Intérpretes: Sunny Sandler, Adam Sandler, Idina Menzel, Jackie Sandler, Sadie Sandler, Samantha Lorraine, Dylan Hoffman, Rabbi Rebecca, Dan Bulla, Ido Mosseri, Jackie Hoffman, Luis Guzmán, Dean Scott Vazquez, Miya Cech, Ivory Baker, Dylan Chloe Dash, Millie Thorpe, Zaara Kuttemperoor
Fotografía: Ben Hardwicke
Montaje: Jamie Keeney, Brian Robinson
Música: Este Haim, Amanda Yamate
Duración: 103 minutos
Año: 2023
Plataforma: Netflix


7 puntos


CRECER ES UNA FIESTA CAÓTICA

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

Adam Sandler ya viene demostrando desde hace largo tiempo que, más que una estrella, es un verdadero laburante del cine y especialmente la comedia, que siempre privilegia el trabajo comunitario. Solo le faltaba demostrarlo a nivel familiar, y esa cuenta queda saldada con ¡No estás invitada a mi bat mitzvá!, producción de Netflix donde cede el protagonismo nada menos que a una de sus hijas, en un relato de crecimiento y aprendizaje que desmitifica unas cuantas instancias del discurso religioso con la sensibilidad justa.

El film de Sammi Cohen (basado en un libro de Fiona Rosenbloom) se centra en Stacy Friedman (Sunny Sandler), que ve cómo se acerca el momento en el que tendrá su bat mitzvah, una celebración de enorme significancia para las mujeres dentro de la comunidad judía, ya que implica el salto a la madurez personal y colectiva. Las expectativas de su familia –principalmente de sus padres, Danny (Adam Sandler) y su madre, Bree (Idina Menzel)- son altas, pero no tanto como las de ella, que sueña con tener una celebración de carácter épico, que incluya absoluta diversión con su mejor amiga, Lydia (Samantha Lorraine), y, obviamente, el beso soñado con Andy (Dylan Hoffman), el joven del cual está secretamente enamorada. Pero ese sueño de la fiesta perfecta se verá amenazado cuando Lydia se ponga de novia con Andy, Stacy se sienta traicionada y la amistad entre ambas entre en crisis, con derivaciones bastante problemáticas.

Si hay algo que no se puede decir de ¡No estás invitada a mi bat mitzvá! es que recurra a fórmulas novedosas, no solo dentro de la comedia adolescente, sino también dentro de la filmografía de la factoría Sandler. Desde la narración autoconsciente hasta los conflictos adolescentes típicos, con actitudes incluso un tanto miserables, pasando por la comicidad algo escatológica, la sexualidad latente, las confrontaciones paterno-filiales y las instancias de redención en las resoluciones finales, todos los lugares comunes están ahí, a la vista y sin vergüenza alguna. La película se hace cargo de que está contando algo que se narró mil veces y que el cine norteamericano ha transitado de manera sistemática desde hace décadas, y que la perspectiva introducida por el judaísmo es apenas un cambio de contexto que no necesariamente aporta grandes novedades. Y, en base a eso, avanza con consistente fluidez, preocupándose por lo esencial de la historia, que es la consistencia del recorrido de Stacy y los momentos de comedia que se entremezclan con el drama existencial.

Si el conflicto que cuenta ¡No estás invitada a mi bat mitzvá! es ciertamente mínimo -al fin y al cabo, todo se trata de una joven que quiere tener una gran fiesta y se frustra porque no puede quedarse con el pibe que le gusta-, entiende a la perfección que el mundo de Stacy gira alrededor de esos factores y que definen su identidad. La vida de la protagonista, como la de cualquier adolescente, es un presente perpetuo, en el que cada vínculo afectivo es decisivo y hay eventos que, inevitablemente, son a todo o nada. La película respeta eso y, desde ese respeto, es que también puede señalar su absurdo, la certeza de que algunas emociones y actitudes pueden ser totalmente exageradas, aún cuando encuentren un eco o una respuesta equivalente en la mirada adulta. Desde ahí es que construye algunas escenas cómicas notables –”¿para esto peleamos con los nazis? ¿para que vos tengas un bar de mojitos?!!!!” ya es una de las frases del año cinematográfico- y un desarrollo narrativo que posee un cierre muy bueno, que es casi como una declaración de amor adolescente. En el medio, nos confirma que el talento de los Sandler no solo abarca a Adam, sino también a sus hijas Sunny y Sadie, y a su esposa Jackie. Como para que nos quedemos tranquilos y confiemos en que la comedia sandleriana es un bien de familia.


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