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Juego de criminales

Título original: Copshop
Origen: EE.UU.
Dirección: Joe Carnahan
Guión: Kurt McLeod, Joe Carnahan
Intérpretes: Gerard Butler, Frank Grillo, Alexis Louder, Toby Huss, Chad L. Coleman, Ryan O´Nan, Jose pablo Cantillo, Kaiwi Lyman, Robert Walker Branchaud, Tracey Bonner, Keith Jardine, Marshall Cook
Fotografía: Juan Miguel Azpiroz
Montaje: Kevin Hale
Música: Clinton Shorter
Duración: 107 minutos
Año: 2021
Plataforma: Prime Video


7 puntos


LÚDICA Y COHERENTE

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

Tras el fracaso de ese tanque un tanto caótico que fue Brigada A, Joe Carnahan inició un reposicionamiento bastante saludable, que lo fue llevando hacia proyectos más pequeños, pero aún así ambiciosos desde sus escalas reducidas. Si El líder era un drama existencia dentro de un relato de aventuras crudo y duro; Stretch era una especie de road-movie urbana fusionada con una comedia de acción romántica; mientras que Boss level era un film que se alimentaba de la estructura narrativa de los videojuegos para contar, en el medio de tiros, explosiones y peleas, una historia de amor cuasi trágica. Carnahan viene filmando lo que quiere, aferrándose a un clasicismo sólido y coherente, aún en el medio de su pirotecnia visual y oral. Juego de criminales (que puede verse en Prime Video) es una reafirmación de esa apuesta.

El relato de Juego de criminales está situado en casi un único espacio: una comisaría donde cae preso un hombre llamado Teddy Murretto (Frank Grillo), luego de ser capturado por un par de delitos menores. Pronto nos damos cuenta de que era toda su intención estar en esa celda, ya que es un estafador que está huyendo de un sicario llamado Bob Viddick (Gerard Butler) contratado por gente con mucho poder y dinero -y mucho que perder- para asesinarlo y evitar que filtre información muy delicada. Sin embargo, Viddick utilizará el mismo método que Murretto para arribar a la misma comisaría y ser ubicado justo en la celda de enfrente, dispuesto a terminar con su labor de una vez por todas. Pero todo se complicará aún más, con otros jugadores queriendo participar, por lo que la comisaría se convertirá en un campo de batalla donde la única capaz de imponer la ley -aunque eso implique aliarse con criminales- será Valerie Young (Alexis Louder), una joven policía con un gran amor -y conocimiento- por las armas.

El título Juego de criminales, aunque muy diferente al original Copshop y una repetición de ciertos lugares comunes de las traducciones latinoamericanas, no deja de ser apropiado para esta película de Carnahan. Hay algo indudablemente lúdico en la narración, una mascarada constante donde nada ni nadie es lo que parece. Carnahan se divierte con esto, pero no despliega cinismo a pesar de presentar personajes que en muchos pasajes se muestran como cínicos perpetuos e irredimibles. Al mismo tiempo, a pesar de su tono juguetón y un tanto artificioso, no deja de recurrir a una violencia seca y brutal, aunque sin regodearse. Eso lo que hace que el film, a pesar de sus pasajes cómicos, no deje de ser un thriller tenso y conciso.

Pero lo mejor es cómo Carnahan pone su puesta en escena fluida y vibrante, aunque sin grandes subrayados estilísticos, al servicio de un relato que, al momento de su resolución, termina premiando las instancias de honestidad y coherencia en los protagonistas. Repleta de personajes rudos, sarcásticos y extravagantes, y también particularmente carismáticos, Juego de criminales, sin dejar de aplicar múltiples vueltas de tuerca, es directa, no engaña al espectador y cumple con las cuotas de nervio y diversión que promete. Un poco inesperadamente, el cine de Carnahan se ha convertido en un pequeño refugio contra la solemnidad y pesadez de gran parte de las producciones del presente.


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