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The hot zone – Miniserie

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

Emitida en el 2019 por National Geographic y basada en el libro de Richard Preston publicado en 1994, The hot zone, vista hoy, puede remitirnos tanto al pasado como al presente, tanto desde lo formal como desde lo histórico. Coproducida por Ridley Scott, presenta una doble temporalidad, centrándose en el surgimiento del letal virus del Ébola en la selva tropical de África Central en 1976 y en su primera llegada a los Estados Unidos, en 1989, cuando apareció repentinamente en primates en un laboratorio científico en los suburbios de Washington, D.C. El relato (con sus idas y vueltas temporales) hace foco en los esfuerzos de unos científicos, funcionarios gubernamentales y militares, primero para estudiar y contener al virus en suelo africano, y luego en suelo norteamericano, en una carrera contra el tiempo para que los brotes no terminen diezmando a las poblaciones, pero también contra la chance de que se filtre la noticia y haya pánico masivo. Si la serie -no solo por su premisa, sino también por su estética- hace acordar en algunos aspectos a ese emblemático film de los noventa llamado Epidemia, es porque el origen del proyecto estuvo en los noventa (con Scott potencialmente a cargo de la dirección), pero quedó en un limbo precisamente por el éxito del film de Wolfgang Petersen. Hay de hecho en la estructuración narrativa, con énfasis en el profesionalismo y los debates éticos y morales, una búsqueda por reinstalar la “paranoia educativa” (por decirlo de algún modo) que había en la película protagonizada por Dustin Hoffman, pero con el extra que implica el estar basada en hechos reales. Esa apuesta funciona, en buena medida, gracias a la ayuda de intérpretes muy rendidores como Julianne Margulies, Liam Cunningham, Noah Emmerich, James D´Arcy, Robert Sean Leonard y Topher Grace, que hacen creíbles cuestiones secundarias que podrían empantanar la narración, como las repercusiones familiares y afectivas que afectan a los protagonistas y que son narradas un poco a las apuradas. Aunque claro, lo que más termina resonando es el vínculo con el presente pandémico, que lleva a que la serie haya sido, un poco involuntariamente, adelantada a su tiempo. Hay de hecho algunas secuencias y diálogos que nos interpelan directamente al abordar, por ejemplo, los efectos de una cuarentena en las personas, y que lamentablemente no fueron muy tenidas en cuenta por las autoridades del mundo. Pero, además, el tono entre didáctico y profesional que atraviesa la puesta en escena -algo típico de las producciones de National Geographic- nos muestra cómo en este tipo de emergencias las teorías son puestas en crisis, los planes se alteran a cada momento y el aprendizaje se da puramente desde la acción. Mirando un evento ocurrido treinta años antes, The hot zone también anticipó buena parte de lo que iba a venir a partir del 2020 y que todavía sigue vigente. Y no solo el componente específicamente científico -relacionado con la mortalidad de un virus como el Ébola-, sino también el social, con todos los miedos a cuestas.

-Los seis episodios de The hot zone están disponibles en Star+.


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