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Cobra Kai – Temporada 3

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

El gran desafío que se le presentaba a esta tercera temporada de Cobra Kai era poder brindar una trama que estuviera a la altura de todas las expectativas abiertas a partir del desenlace de la temporada previa. Hay que decir que, a pesar de que le cuesta bastante, termina superando ese reto, aunque de forma progresiva. Buena parte de la nueva entrega -principalmente los primeros cinco episodios- muestran a los personajes tratando de reacomodarse luego del masivo enfrentamiento en la escuela, con todas sus repercusiones. Tenemos entonces a Miguel intentando recuperarse de su accidente; Robby buscado por la policía; Amanda lidiando con los traumas de la violencia ejercida y sufrida; y Tory procurando mantener a su familiar después de haber sido expulsada del colegio. Todo eso es apenas el puntapié inicial, con Daniel y Johnny haciendo malabarismos para reacomodar las piezas y recoger los pedazos rotos, mientras Kreese hace su propio juego. Hay muchas subtramas, que incluyen un viaje de Daniel a Japón para salvar su negocio que se convierte en una vuelta a Okinawa transformada en un trayecto espiritual, que contiene cameos de Kumiko (Tamlyn Tomita) y Chozen (Yuji Okumoto), dos personajes clave de Karate Kid II. Si en esa primera mitad la serie amenaza con perderse en la dispersión de personajes e historias, le juegan un par de factores que van uniendo las líneas narrativas. Primero, la vuelta de Daniel desde Japón con la mente un poco más fresca. Segundo, la forma en que Johnny recupera su rol de sensei para con Miguel, aunque eso implique que pierda la última chance de ser un padre para Robby. Tercero, la lucha -esencialmente discursiva y política- para que no se suspenda el Torneo de All Valley, donde Miguel, Daniel y Johnny han sido campeones. Cuarto, la reaparición de Ali -con una excelente performance de Elisabeth Shue-, un personaje que con tan solo unos minutos logra hacer confluir las perspectivas de Daniel y Johnny. Quinto (y quizás más importante), una sucesión de flashbacks puntuales que indagan en el pasado de Kreese, cómo fue reclutado para el Ejército y su paso por la Guerra de Vietnam, que lo convirtieron en lo que es: un tipo despiadado y un sobreviviente nato. Él es no solo el villano principal de la serie, sino también el verdadero protagonista de la tercera temporada, el que siempre está moviendo los hilos incluso cuando no está en la pantalla. Si el punto de partida de Cobra Kai fue mostrar cuán importante y complejo podía ser un antagonista como Johnny Lawrence, cómo podía tener su lado de la historia y ser el héroe a su manera, con Kreese pareciera concretar un movimiento parecido, aunque algo más retorcido. Es que si Johnny y Daniel coinciden en verlo como la representación de todo lo que está mal, él se ve a sí mismo como la encarnación de lo justo y lógico. En un mundo de dolor y pérdida, él prefiere marcar las reglas a seguir antes que aceptar lo que le impongan los demás. Tenemos entonces un enfrentamiento entre visiones éticas, que implican un nuevo retorno, otra vuelta al pasado para construir futuro, en una serie que siempre reflexionó sobre los movimientos en bucle. El cierre de la tercera temporada deja todo abierto para un choque decisivo en una nueva edición del All Valley, en una cuarta entrega que promete la reaparición de otro personaje emblemático de la saga cinematográfica y que amaga con ser la última. Y no estaría mal, porque sería difícil que la serie encuentre un nivel más elevado de épica. Ojalá que Cobra Kai se anime a finalizar donde corresponde, luego de haber hallado un nuevo -y productivo- camino para sus protagonistas.

-Las tres temporadas de la serie están disponibles en Netflix. Ya está confirmada una cuarta temporada.

 

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