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Sospecha mortal

Título original: The informer
Origen: EE.UU. / Reino Unido / Canadá
Dirección: Andrea Di Stefano
Guión: Matt Cook, Rowan Joffe y Andrea Di Stefano, basado en la novela de Börge Hellström y Anders Roslund
Intérpretes: Joel Kinnaman, Mateusz Kosciukiewicz, Karma Meyer, Ana de Armas, Rosamund Pike, Clive Owen, Martin McCann, Janusz Sheagall, Srbo Markovic, Ignacy Rybarczyk, Arturo Castro, Eugene Lipinski, Common, Preston Sadleir, Sam Spruell, Edwin De La Renta, Miroslaw Haniszewski, Matthew Marsh, Charles Mnene
Fotografía: Daniel Katz
Montaje: Job ter Burg
Música: Brooke Blair, Will Blair 
Duración: 113 minutos
Año: 2019


6 puntos


INSINUACIONES VERSUS LOGROS REALES

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Aunque cada vez más escasos (y cada vez menos populares), en Hollywood siguen apareciendo los thrillers policiales donde los límites entre las líneas que separan la legalidad de la ilegalidad son extremadamente difusas. Más que sistémico, es algo espasmódico, una especie de expresión de deseo de que las estructuras secas y algo brutales de los policiales criminales sigan presentes, en vez de tener que sobrevivir a través de relecturas o reversiones, como la que promete la próxima versión de Batman. Sospecha mortal -disponible en Netflix- es una nueva muestra de esto, que se sostiene en buena medida a partir de la presencia de Joel Kinnaman en el protagónico.

Es que Kinnaman, con su casi metro noventa y físico granítico, viene dedicándose hace un rato al policial desde distintas vías, apareciendo en películas como Dinero fácil y Una noche para sobrevivir, además de esa serie algo irregular pero atractiva que es The killing. No es un gran actor, pero su presencia transmite dosis equilibradas de vulnerabilidad y fortaleza que lo hacen más que adecuado para el género. En el caso de Sospecha mortal, interpretando a Pete Koslow, un ex convicto que trabaja encubierto para el FBI y que, luego de una operación que sale mal, debe retornar (intencionalmente) a la cárcel para reunir pruebas sobre la participación del jefe de la mafia polaca en el tráfico de drogas dentro del circuito de prisiones de máxima seguridad. Obviamente que el asunto se seguirá complicando aún más para Pete, que deberá lidiar con los mafiosos polacos, otros grupos criminales dentro de la prisión, las autoridades carcelarias, los agentes federales (Rosamund Pike y Clive Owen) y hasta un detective de la Policía de Nueva York (Common) que lo cree culpable de un homicidio. Todos están en mayor o menor medida en contra suya y lo usan como peón para sus propios juegos. Las únicas a su favor serán su esposa (Ana de Armas) y su hija, que lo acompañan pese a todo y son probablemente los personajes más sufren a lo largo del relato.

La estructura argumental de Sospecha mortal se va armando en base a varios giros dramáticos que arrinconan al protagonista, pero que también deparan consecuencias para otros personajes con los que se vincula. El mérito principal del director y co-guionista Andrea Di Stefano está en no caer en remarcaciones excesivas y aplicar un ritmo narrativo que va acelerando a medida que pasan los minutos, sin resignar una tenue reflexividad y estallidos puntuales de violencia. El otro aspecto rescatable es cómo, a pesar de un montaje que despliega eventos, personajes y subtramas que van en paralelo, no deja de otorgarle centralidad al conflicto de Pete, un tipo cuyo desafío esencial -y un poco desesperante- es poder tomar decisiones propias cuando todos los bandos lo tironean. Esas virtudes se mantienen principalmente durante algo más de una hora, trabajando más que nada los sentimientos de angustia, ansiedad y frustración de Pete y los suyos.

Sin embargo, ya en la segunda parte -y particularmente en la última media hora- Sospecha mortal parece verse obligada a resolver apresuradamente lo que antes venía desarrollando pausadamente. Esa aceleración en el ritmo de la narración termina siendo contraproducente, no solo porque algunos giros son un tanto inverosímiles y dejan varios baches en el camino, sino también porque le resta consistencia y potencial al conflicto central. La disputa de poderes, con Pete como rehén de las decisiones de los demás, queda bastante disuelta en pos de un cierre relativamente abierto, pero a fin de cuentas tranquilizador. Por eso Sospecha mortal es un thriller tenso y relativamente interesante, pero que le falta atrevimiento para llegar a concretar lo que insinuaba en su primera mitad.

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