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Política de Estado

Por Patricio Beltrami

(@mexfaliero)

Capitana Marvel seguramente será la figura que Marvel elija para liderar la saga que desarrollará durante los próximos ¿diez, doce, quince? años. Por una parte, se trata de un personaje capaz de conectar los conflictos terrestres con las amenazas cósmicas sin que su intervención comprometa la coherencia de la narración global. Además, es una heroína que combina carisma con liderazgo, y también es extremadamente poderosa, de las pocas que se pudo plantar mano a mano contra Thanos (hasta que el villano usó una gema del infinito y la despachó de un golpe). Y en sintonía con la lucha por la igualdad de género, representa una gran oportunidad para que una mujer lidere al mejor equipo (de superhéroes) del Siglo XXI.

En tanto, su debut en los cines fue altamente auspicioso, tanto a nivel artístico como económico (recaudó más de 1.200 millones de dólares en todo el mundo). Uno de los mayores méritos del film que codirigieron y guionaron Anna Boden y Ryan Fleck fue haber instalado rápidamente a un personaje que no era conocido. Igualmente, vale aclarar que contaron con el protagónico de Brie Larson, una de las actrices más destacadas de su generación. Sin embargo, el balance positivo de este proyecto no garantizó la continuidad de la dupla de realizadores.

A comienzos de año, Marvel anunció que Boden y Fleck no formarán parte de la secuela de Capitana Marvel, que en la antesala de la pandemia había sido programada para julio de 2022 (seguramente su fecha de lanzamiento será modificada, al igual que todo el calendario de la factoría). Después de meses sin novedades, Disney confirmó que Nia Da Costa tomará las riendas de la franquicia. Particularmente, su nombramiento tuvo la aprobación de los directores salientes, quienes a futuro podrían encargarse del desarrollo de una de las tantas series del Universo Cinematográfico Marvel (MCU) que se estrenará en Disney +.

A priori, este movimiento se encuentra en línea con una de las políticas que Marvel viene aplicando desde la Fase 2: la apuesta por autores de renombre o con promisorio porvenir para llevar adelante las sagas individuales. Precisamente, en la primera línea se podría incluir a James Gunn (Guardianes de la Galaxia), Taika Waititi (Thor) o las apuestas de Scott Derrickson (dejó la producción de la secuela de Doctor Strange) y Edgar Wright (guionista y primer realizador de Ant Man). En este caso, Da Costa ingresa en la segunda categoría señalada, junto a Ryan Coogler (Pantera Negra) o Destin Daniel Cretton (Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos). A su vez, la nueva responsable de la secuela de Capitana Marvel se convertirá en la cuarta directora en arribar al MCU. Además de Boden, en esta lista se encuentran Cate Shortland (Black Widow) y Chloé Zhao (Eternals).

En tanto, una de las mayores ventajas que tiene la franquicia es que Da Costa cuenta con un amplio período de tiempo para situar a la próxima aventura de Carol Danvers. Los sucesos que acontecieron en primera cinta individual se ubicaron entre fines de los 80 y 1995 y, desde ese momento, no hubo otro registro de la heroína hasta 2018, cuando regresó a la Tierra post chasquido de Thanos. Asimismo, la directora tendrá a su disposición múltiples arcos de los cómics para adaptar al cine. Incluso, la flexibilidad temporal le permitirá que cualquier personaje de la factoría pueda regresar a escena, siempre que exista alguna justificación narrativa para ello.

Durante los últimos meses, numerosos trascendidos relacionados con la película llegaron a las páginas de internet y a las redes sociales. Sin embargo, esta situación no escapa a la escasez de novedades que se produjo a partir de la paralización de la industria audiovisual por la pandemia. En este marco, todavía no hay certezas sobre la secuela de Capitana Marvel más allá de las designaciones de Da Costa y de la guionista Megan McDonnell, quien ocupa el mismo puesto en Wandavision. No obstante, hace años que Kevin Feige, CEO de Marvel, descubrió que el futuro del cine de superhéroes (y del negocio) estaba en garantizar la diversidad en pantalla. Por ese motivo, esta causa se convirtió en política de estado, incluso más allá de las figuras y los directores.

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