No estás en la home
Funcinema

Chicas perdidas

Título original: Lost Girls
Origen: EE.UU.
Dirección: Liz Garbus
Guión: Michael Werwie, sobre el libro de Robert Kolker
Intérpretes: Amy Ryan, Thomasin McKenzie, Gabriel Byrne, Lola Kirke, Oona Laurence, Dean Winters, Molly Brown, Miriam Shor, Ana Reeder, Grace Capeless, Reed Birney, Kevin Corrigan, Jimi Stanton, Matthew F. O’Connor
Fotografía: Igor Martinovic
Montaje: Camilla Toniolo
Música: Anne Nikitin
Duración: 95 minutos
Año: 2020


6 puntos


DESAPARICIONES Y BARRIOS CERRADOS

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

La reconocida documentalista Liz Garbus (What Happened, Miss Simone?) debuta en el largometraje de ficción con una película basada en hechos reales ocurridos en un barrio cerrado de Long Island hace algunos años. Chicas perdidas cuenta la historia de una desaparición, la de Shannan, una joven que se dedica a la prostitución y que tiene un vínculo distante con su madre. Precisamente esta mujer, Mari Gilbert (interpretada por Amy Ryan), es quien motoriza con su reclamo el accionar de las autoridades jurídicas y policiales, ante una falta de avances en la causa que deja entrever otros asuntos vinculados con prejuicios sociales y el secretismo corporativo típico de comunidades cerradas. Los reclamos por la aparición de Shannan terminan revelando otras desapariciones, varias muertes y el accionar de un posible asesino serial en la zona. Con todos estos elementos, el film de Garbus se mueve entre el drama moral y el thriller a medio tiempo, excusa para generar algo de tensión en un relato que por momentos resulta falto de emoción.

La presencia de Ryan en el protagónico trae el recuerdo de otra película con temática similar, Desapareció una noche, basada en la novela de Dennis Lehane, autor cuyo universo parece reflejarse en esta historia. En aquella película, que fue el notable debut de Ben Affleck en la dirección, Ryan interpretaba a otra madre con problemas que sufría la desaparición de una hija. Es ese recuerdo el que se impone durante los primeros minutos de Chicas perdidas, título que hace mención no sólo a las víctimas directas que fueron desaparecidas o asesinadas, sino también al grupo de madres y hermanas que salen a la ruta para pedir justicia. Un pedido que se cruza con la inoperancia policial, la búsqueda de sensacionalismo de los medios y una mirada social entre prejuiciosa y machista que termina con las protagonistas, como en el caso de Mari, culpándose a sí mismas. Lo mejor de Chicas perdidas es precisamente cuando se mete en la intimidad de estas mujeres, en sus dilemas existenciales. Sin embargo, por cierta medianía de la puesta en escena y del guión, la película no termina por ser todo lo sólida que debiera ser en ese aspecto.

Precisamente la medianía en el tono de Chicas perdidas es algo que termina afectando todo (nunca se termina de parecer a una película, más bien parece una miniserie televisiva a la que no decidieron cortar en capítulos). Si el dilema moral funciona por momentos, toda la subtrama relacionada con lo policial se recuesta demasiado en manipulaciones y estereotipos, con Dean Winters deleitándose en el rol del policía desagradable (algo que el actor explotó con humor en la serie Brooklyn Nine-Nine), y en climas que se pretenden misteriosos pero no pasan de un thriller discreto hecho para la tele. Por suerte está Gabriel Byrne como el comisionado del lugar, un actor con el aplomo suficiente y un porte clásico que se resiste a mohines y gestos ampulosos. Es quien desde su incómodo rol termina demostrando que las fallas de un sistema no siempre responden a intereses, sino más bien a su propia falibilidad. Es en esos recovecos donde Chicas perdidas encuentra algo de interés y complejidad, más allá del profesionalismo con el que Garbus lo pone en la pantalla.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.