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Recapitulaciones de The walking dead: Omega y Bounty

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

ATENCIÓN: SPOILERS

Los dos capítulos más recientes de The walking dead están dedicados a brindarles entidad a los nuevos antagonistas, los Susurradores, o más bien, a su líder, Alpha. Y la verdad que tanto Omega como Bounty funcionan realmente bien, devolviéndole vitalidad a la serie y generando esperanzas a futuro.

El foco narrativo, temático y hasta ético de Omega fueron las distintas conversaciones de Daryl y Henry con Lydia, donde poco a poco va intuyéndose el pasado de su madre Alpha, que inicialmente parece ser un tanto ingenuo para terminar siendo definitivamente siniestro. Lo interesante fue cómo los distintos flashbacks de la niñez de Lydia, justo al principio del brote zombie, van progresivamente alterando la perspectiva sobre los comportamientos de sus padres, revelando unas cuantas capas de sentido en el personaje. La operación funciona correctamente porque no es simplemente un juego de mascaradas, sino un choque de voluntades donde también se habla desde lo corporal: las huellas de la violencia maternal sobre Lydia interpelan al propio pasado de Daryl –criado en la marginalidad y la supervivencia individual- e incluso el de Henry –siempre protegido y cuidado por figuras maternas y paternas substitutas-. De hecho, hay una constante retroalimentación entre los tres personajes, donde quizás Henry sea el que más gana, porque por primera vez en la serie tiene un rol realmente activo.

Al mismo tiempo, a pesar de que tiene un lugar secundario, la subtrama de Kelly, Yumiko, Magna y Connie emprendiendo una misión clandestina para tratar de encontrar a Alden y principalmente Luke, refuerza la dinámica grupal de estos personajes y los lazos de lealtad que los unen. Es cierto que hay algo de relleno en la decisión arbitraria que toman de emprender una búsqueda que difícilmente pudiera ser productiva y que termina siendo peligrosa, pero también ayuda a otorgarles volumen como personajes y relevancia dentro del universo de la serie.

En tanto, Bounty es definitivamente más desparejo, pero al mismo tiempo mucho más tenso y cautivante. Lo más flojo está en la pequeña –y un tanto peligrosa- odisea que afrontan Ezekiel, Carol y la gente del Reino para hallar un proyector para la feria que se aproxima: aunque tiene aspectos divertidos, a partir de cómo recurre al humor negro, no deja de ser redundante y parece solo estar en función de dejar en claro que posiblemente los protagonistas se hayan adentrado en territorio demarcado por los Susurradores.

Lo mejor estuvo, obviamente, en el particular asedio de los Susurradores a Hilltop, donde Alpha reclama por la devolución de su hija, proponiendo a Luke y Alden como parte de un intercambio. Claro que ese intercambio, que puede parecer inicialmente simple, está condicionado por la reticencia de Daryl, que es consciente de que debe entregar una joven a una madre abusadora; la breve huida de Lydia ayudada por Henry; la angustia que atraviesa Enid viendo a Alden como rehén, rememorando sus experiencias previas con el fallecido Carl; y la endeble situación que atraviesa Connie, primero teniendo que ocultarse de los Susurradores en un campo de maíz y luego debiendo rescatar a un bebé, en una excelente huida muda que roza lo angustiante.

El centro de atracción igual fue Alpha (muy bien interpretada por Samantha Morton), un ser que solo parece guiarse por la selección natural, que es dulcemente cruel con su hija –el reencuentro que tienen es toda una paradoja afectiva- y que exhibe un liderazgo totalmente consolidado. Bounty acierta en presentar lo que es apenas un tanteo entre los bandos, una insinuación de conflictividades que no llegan a estallar, aunque el terreno queda preparado. La partida de Daryl y Connie de Hilltop, buscando rescatar a Lydia, promete ser el paso final rumbo a un definitivo enfrentamiento con una villana que posee una personalidad ciertamente cautivante.

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