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The Sisters Brothers

Título original: Ídem
Origen: EE.UU. / Francia / España / Rumania / Bélgica
Dirección: Jacques Audiard
Guión: Jacques Audiard y Thomas Bidegain, basado en la novela de Patrick DeWitt
Intérpretes: John C. Reilly, Joaquin Phoenix, Jake Gyllenhaal, Riz Ahmed, Rebecca Root, Allison Tolman, Rutger Hauer, Carol Kane, David Gasman, Philip Rosch, Creed Bratton, Eric Colvin, Ian Reddington, Aldo Maland, Theo Exarchopoulos, Gerard Cooke
Fotografía: Benoît Debie
Montaje: Juliette Welfling
Música: Alexandre Desplat
Duración: 121 minutos
Año: 2018


8 puntos


LA VIDA EN EL OESTE

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

La verdad que es difícil entender cómo se llegó a concretar un proyecto del estilo de The Sisters Brothers: su presupuesto era bastante alto (38 millones de dólares) y su potencial limitado, no solo por el género al que pertenece –los westerns no tienen mucha masividad en la actualidad, salvo excepciones muy particulares (Temple de acero, Django sin cadenas)- sino por la tonalidad y ritmo que propone, destinado a espantar buena parte del potencial público. El resultado fue ciertamente previsible: un fracaso rotundo, a pesar del respaldo que significó el premio al mejor director para Jacques Audiard en el Festival de Venecia.

Y la verdad que es una pena, porque este film, basado en la novela de Patrick DeWitt del mismo nombre, es ciertamente desafiante en su construcción narrativa, pero no por eso pretencioso: Audiard nunca se olvida que está filmando un western y tampoco contempla el género con una mirada cínica o distanciada, procurando ante todo focalizarse en los personajes, darles solidez a los lazos que los unen y finalmente delinear la trama. The Sisters Brothers es una película que construye de a trazos su relato, situado en la década de 1850 y centrado en Charlie y Eli Sisters (Joaquin Phoenix y John C. Reilly), dos renombrados hermanos pistoleros, quienes por orden de su jefe -que responde al simple nombre de “El Comodoro” (Rutger Hauer)- deben emprender la persecución de un buscador de oro, Hermann Kermit Warm (Riz Ahmed), aunque en el medio se crucen con unas cuantas dificultades: otro hombre, Morris (Jake Gyllenhaal), que trabaja para el Comodoro y persigue a Warm, pero que se terminará aliando con él; distintos enemigos que quieren asesinarlos por pura reputación; las tensiones que existen entre ellos mismos por poseer conductas casi antagónicas; y hasta sus propias crisis existenciales, que les hacen preguntarse sobre la chance de cambiar su modo de vida.

Antes que esa persecución e inevitable encuentro entre perseguidos y perseguidores, The Sisters Brothers prioriza el retrato sobre los protagonistas, que pueden ser profesionales y expertos –aunque no necesariamente disciplinados-, pero que se preguntan si podrían estar en otro lado o haciendo otra cosa. La forma de retratarlos se aleja por completo de la espectacularidad, componiéndose de charlas cuasi existencialistas, borracheras, noches de juerga o en el medio del bosque, pero especialmente pequeñas acciones que los definen: por ejemplo, Eli fascinado y decidiéndose a comprar un cepillo de dientes, o teniendo que despertar a Charlie invocando a la figura ausente de la madre. En el medio, algún tiroteo ocasional, casi siempre fuera de campo o visto a la distancia, como si Audiard quisiera cuidar a los protagonistas (y no tanto al espectador) de la violencia que ellos mismos perpetran.

A su manera, The Sisters Brothers es un film que siempre gira en torno a decisiones que marcan a los personajes: acciones que los llevan a determinados destinos, que los colocan en encrucijadas, que los hacen pensar qué podría pasar o haber pasado, que los llevan a meditar sobre causas, consecuencias, hipótesis o potencialidades. Por eso también la melancolía que transita casi todo el metraje, que a su vez no elude la comedia –hay un par de momentos estupendos, principalmente por parte de Reilly, que vuelve a demostrar que es un actor de enorme versatilidad- y que sobre el final también se adentra en la tragedia: por algo el relato tiene como telón de fondo la época de la Fiebre del Oro, con la codicia como elemento funesto. Sin embargo, Audiard evita ponerse sentencioso, dándole lugar al dolor y las penurias que marcan a los protagonistas, pero también a la oportunidad de redención. De ahí el final, moderado y preciso, además de sensible. The Sisters Brothers, sin exabruptos –como ese nefasto intento de western llamado El renacido-, genera una progresiva empatía por un modo de vida tan áspero como fascinante.

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