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Ya nadie nota tu dolor


Muy Buena


LA INCOMODIDAD DE LO ÍNTIMO

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Desde su mismo comienzo, o incluso antes –en su breve introducción-, Ya nadie nota tu dolor busca desprenderse de ciertos estamentos que hacen a la normativa teatral más típica y difundida: se les pide a los espectadores que no apaguen sus celulares y que si quieren, pueden usarlos; o comer en el medio de la función; o charlar entre ellos. Ese gesto (y hasta casi gestualidad), que en un punto parece liberar al público de ciertos compromisos, en verdad lo lleva a un involucramiento mayor: rota la cuarta pared, los límites entre quien observa la representación y lo representado se disuelven, lo mismo que la distancia desde la que se mira.

Pero además, Ya nadie nota tu dolor elude las estructuras narrativas más lineales, construyendo en su lugar una serie de performances por parte de los siete actores en escena, donde lo que se pone a la vista es una especie de inconsciente –individual, grupal, social incluso- desatado: cada personaje –que es, podría decirse, un estereotipo- es portador de deseos, fantasías, temores, incluso pesadillas, que se puede intuir que proceden de un proceso creativo muy vinculado a lo psicológico. A cada momento, la obra dirigida por Andrés Binetti y Catalina Teuly acumula nociones y percepciones de todo tipo, combinando géneros, estéticas y tonalidades, en un relato que coquetea con lo caótico y anárquico.

Lo destacable de Ya nadie nota tu dolor es que permite intuir cómo el caos es un vehículo perfecto para la creatividad, para la tormenta de ideas sin límites. Y que en ese traspasamiento de límites, de periferias para lo que se denomina “buen gusto”, la comedia se da la mano el drama, lo oscuro con lo luminoso. En varios pasajes, la obra genera una manifiesta incomodidad, con una búsqueda definitivamente explícita, donde lo políticamente correcto queda de lado. Lo sexual, lo violento, lo banal, lo superficial, lo terrible y hasta lo horroroso se hacen presentes y la pieza lo incorpora a su verosímil con una naturalidad por momentos inquietante.

Porque en verdad el objetivo de fondo de Ya nadie nota tu dolor es hilvanar una narración marcada por la inquietud: su motor es la mueca, esa gestualidad a mitad de camino entre la risa y la lágrima. Hay en su texto una profunda melancolía, pero también una dosis de diversión despojada pero no menos reflexiva, que es capaz de provocar toda clase de reacciones, incluso la irritación. Lo íntimo aflora en su conjunción de historias, interpelando a la propia intimidad del espectador. Y claro, nada es más incómodo que lo que está dentro de nosotros, esperando a salir.


Actúan: Pascual Carcavallo, Tomás Coxe, Sofía Fernández, Natalia Godano, Tomás Landa, Tomás Pippo, Lucía Tirone Iluminación: José Binetti Fotografía: Bárbara Sansile Diseño gráfico: Bárbara Sansile Prensa: Circe Cultural, Marisol Cambre Producción: María Miguens Coreografía: Marcela Robbio Dirección: Andrés Binetti, Catalina Teuly Duración: 60 minutos Sala: Patio de Actores (Lerma 568, CABA) – Sábados a las 21:30. Hasta el 29 de abril.

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