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Recapitulación de Homeland: alt.truth

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

ATENCIÓN: SPOILERS
El más reciente capítulo de Homeland estuvo dividido básicamente en tres vertientes narrativas, cada una con sus respectivos niveles de arbitrariedad. Es que alt.truth, a pesar de poseer unos cuantos hallazgos, prolongó cierto tono antojadizo que ya se había visto en el episodio previo.

El arranque de alt.truth estuvo pautado por las maniobras de Brett O’Keefe, el periodista/operador/propagandista que Jake Weber interpreta de manera un tanto paródica pero funcionalmente irritativa. El tipo no es precisamente un santo, tiene en la mira a la Presidente electa Keane y cuenta con el apoyo del ala de la CIA que comanda Dar Adal. La manipulación del video donde se ve la muerte del hijo de Keane –que en su versión original es una evidencia de que murió tratando de salvar a sus compañeros, pero luego de un par de tijeretazos lo muestra como un vulgar cobarde- es un tanto burda. Aunque claro, cuanto más grande es una mentira, más fácil se la puede creer. En el periodismo lo saben y en la CIA también.

Lo mejor vino por el lado de Carrie y Saul, quienes por fin están uniendo fuerzas para llevar a Javadi frente a Keane. Carrie está inicialmente focalizada (y deprimida) en el luto por la pérdida de Franny, pero Saul en un momento la hace volver a la realidad: “Carrie, prestá atención, no estoy jodiendo”, le dice y la actualiza respecto a la conspiración conjunta que han armado la CIA y el Mossad para hacer caer el acuerdo con Irán. De alguna forma, Saul no solo le habla a Carrie, sino también a la serie misma: vamos a dejar de dar vueltas, vamos al grano de una vez por todas. El problema es que ese ir al grano termina siendo otra vuelta de tuerca no del todo productiva: Javadi, al estar frente a Keane, deja en off-side a Saul y Carrie, avalando la versión de los servicios estadounidense e israelí. Se entiende esta búsqueda por poner a Saul y Carrie en otra situación extrema, ya sin el apoyo de Keane –quien ve su confianza en Carrie totalmente defraudada-, pero la forma para lograrlo no es del todo lógica. Igual es la subtrama que mejor funciona dentro del episodio, porque es donde menos se notan las manipulaciones.

Lo peor de alt.truth vino por el lado de Quinn: todas sus acciones, paranoias y choques con Astrid son entre repetitivos y absurdos, pero es en las consecuencias de todo eso que se nota demasiado la necesidad de generar impacto. La muerte de Astrid a manos del misterioso asesino que se cruza nuevamente en el camino de Quinn se debe básicamente a que el arma que decide usar para defenderse en la cabaña resulta que está sin balas…porque Quinn las quitó. ¿Por qué las quitó Quinn? Difícil saberlo, e incluso la única respuesta posible parece ser que se debió al deseo de los guionistas. La última secuencia es de indudable impacto y lo cierto es que Quinn vive para seguir luchando, pero la sensación que transmite su personaje es que es un juguete del destino, un títere cuyos hilos son movidos por la serie de manera un tanto cruel. Quinn no se merece eso, y tampoco esta sexta temporada de Homeland, que sigue siendo muy interesante. Quedan cinco capítulos, tiempo más que suficiente para revertir estas fallas.

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