No estás en la home
Funcinema

MAR DEL PLATA 2016 – Néstor Frenkel: “Yo me hago cargo de que meto los pies en el barro”

Por Rodrigo Seijas y Gabriel Piquet

(@fancinemamdq)

frenkel-2

Foto: Gianina Arrayet.

Néstor Frenkel presenta en la Competencia Argentina del Festival Internacional de Mar del Plata Los ganadores, documental que ya generó polémicas en el staff de FANCINEMA, como se puede ver acá. El realizador se sentó a charlar precisamente con los dos redactores que sostienen posturas enfrentadas respecto al film y se explayó sobre el proceso de concreción del proyecto, su postura ética frente a lo que filma, las razones de ciertas decisiones formales y la manera en que se relaciona con los sujetos y hechos que aborda, entre otros temas.

-¿Cómo es la relación que tenés con el protagonista del documental?
En realidad no es tal cual se cuenta en la película. Yo con Jorge Mario tengo una relación amistosa: nos escribimos mails, nos llamamos cada tanto, hay entre nosotros mucha cordialidad y afecto. En uno de esos mails o llamados (no me acuerdo), me dice que viene a Buenos Aires a recibir un premio y que si quería acompañarlo. Y fui. Era el mismo premio que filmé un año después. Estuve ahí, no toda la ceremonia, pero sí un buen par de horas, vi todo eso que sucedía y me pasaron un montón de cosas. Cuando me quedo pensando en algo, ese algo me está diciendo muchas cosas, me está hablando de alguna manera. Me quedó dando vueltas en la cabeza y al año siguiente entablé contacto, decidí no hacer un casting de entregas de premios, sino ir por lo que ya había conocido. Seguí tirando de la misma piola, ese fue mi modus operandi. Así es que pude conocer la intimidad de esta entrega, que es un poco lo que se cuenta al final de la película. Después la fui construyendo hacia atrás. Fueron dos años de hacer viajes, entrevistas, encontrar personajes y demás. En el medio tuve el nacimiento y el primer año de mi hijo, lo que condicionó el trabajo pero también me permitió profundizar en la mirada y encontrarle el ritmo al film. Es una película chiquita pero trabajadita.

-El film es obviamente un documental pero también tiene una estructura ligada a la comedia, con un tono sarcástico por momentos. ¿Lo pensaste así desde el comienzo o fue algo que nació durante el proceso?
Comedia y sarcasmo no es necesariamente lo mismo. A mí la comedia me nace naturalmente. Me llama la comedia del mundo, podría decirse, o mi modo de ver el mundo pasa por ahí. Me miro así a mí mismo, me relaciono así con mi mujer, con mis hijos, es mi manera. No sé si lo pensé así exactamente, pero lo cierto es que cuando algo me atrae es porque por un lado me hace pensar cosas, y por otro porque me hace sonreír. Algunos verán sarcasmo ahí, otros no. Son interpretaciones personales y bienvenidas sean todas, si cada uno se hace cargo de sus propias interpretaciones personales. Yo abro el juego y sé que se puede estar provocando eso. Si hay algo de lo que puedo estar orgulloso respecto a mis películas es que provocan distintas interpretaciones: desde que son geniales hasta que son estupideces, o desde que son homenajes en vida hasta que son burlas despiadadas. Yo creo que eso tiene que ver más con el que mira que con el que es mirado o con lo que yo hice con eso que miré. Yo me hago cargo de que meto los pies en el barro y que me enchastro. Cada uno deberá hacerse cargo de cuánto compró el modelo de que hay que ser políticamente correcto, de cuánta noñez tiene, de cuánto se permite reír.

-¿Ellos estaban perfectamente al tanto de que se estaba registrando todo lo que decían y hacían? Digo, por ejemplo, en los momentos que están a lo lejos y la cámara los registra con el zoom.
El documental de observación tiene eso: en un momento, uno se acostumbra a la presencia de la cámara y se relaja por completo. Yo nunca escondí la cámara y el señor se puso un micrófono inalámbrico a consciencia, lo tuvo prendido toda la noche y nunca me dijo “sacame esto porque no quiero que se escuche lo que voy a decir” o “no me filmes, por favor”. Fue todo de común acuerdo. Eso pasa en cualquier documental de observación. Uno está filmando gente en acción, que en un momento se suelta y ya no registra la cámara. No veo ahí ningún asomo de traición ni que se haya transgredido ningún límite ético. Sé que me manejo con el humor y que provoco ciertos escozores y culpas, veo que hay gente que se ríe y luego le da culpa. Como sé que eso está jugando todo el tiempo, me exijo mucho con determinados límites que siento que no debo atravesar. No mato por un chiste.

-Uno ve esta entrega y no puede evitar recordar otras entregas mucho más famosas, con mucho más glamour, pero que son igual de patéticas. ¿No pensaste en abordar esas entregas más masivas?
Y… pero ya se las ve siempre. Para mí no hay diferencia. Estas lo que tienen es que no se ven. Es lo mismo que en Mar del Plata, por ejemplo. Dentro de un par de días, parate ahí con una camarita y vas a registrar momentos de comedia muy parecidos.

-¿Y a vos qué te parece que hay detrás de esa pulsión por el reconocimiento? ¿De dónde creés que sale? Porque es algo que atraviesa a todas las capas sociales.
Cuando la construcción es más pequeña y se notan más los hilos, es más evidente de dónde sale todo eso: de la necesidad de reconocimiento, de ser visible, de recibir afecto, de sentir que uno sirve para algo, del ansia de prestigio. Es lo mismo que pasa acá y en cualquier entrega de premios, donde hay egos en danza y domar al ego es una de las grandes misiones del ser humano.

frenkel-1

Foto: Gianina Arrayet.

-¿Y vos en parte te sentís identificado con los personajes que se ven en la película?
¡Mirame! Me están sacando fotos, me graban, estoy posando… soy el más pelotudo de todos. No estoy afuera. No hago una película desde afuera, la hago desde adentro. ¡Mirá si gano la competencia! Andá a saber las cosas que diré. Más vale que estoy adentro. Lo que tengo es un mínimo de consciencia para diferenciar mi persona de mi ego y pelearle. Otros, lamentablemente, son esclavos de su ego.

-La decisión del plano del primer personaje, que queda fijo, ¿por qué?
Un poco porque sí. La decisión es posterior e implica usar ese momento completo. Yo siento que lo que estoy registrando es cómo reacciona una persona en presencia de una cámara. Esa es la escena. En ese caso fue muy patente. Yo lo veo, paneo, él se acerca, se para ahí y se queda. El siente que tiene que hacer eso, quiere hacer eso y yo no hago nada. Por un lado es cualquiera, por otro es una gran metáfora del cine documental, o de lo que yo hago. Hay alguien de un lado, otro del otro, una cámara en el medio, y no sé qué más. El vio la cámara, se paró ahí y sintió que tenía que sonreír hasta no sé cuándo. Yo temblaba. Después dije “no sé qué es esto, cada uno dirá lo que quiera, a mí no me importa lo que ven, pero para mí está pasando algo y está bien compartirlo”. Es como un choque de mundos: luego del arranque y la introducción previa del tema, es donde la película realmente comienza a filmarse. Mucha gente me dijo “dos minutos de más que tiene la película”.

-¿Y qué pensás decir si ganás?
Yo ya gané (risas).

Comentarios

comentarios

Comments are closed.