Por Rodrigo Seijas
ATENCIÓN: SPOILERS
Un final de temporada indudablemente polémico presentó The walking dead, apelando a lo que se conoce como cliffhanger, es decir, una situación que no se termina de resolver y genera toda una sucesión de enigmas de cara a lo que viene. La duda, el cliffhanger en cuestión, es enorme: ¿a quién mató Negan? Sea quien sea, producirá –tal como dijeron los creadores de la serie- muchos cambios a partir de que comience la séptima temporada.
Mientras tanto, muchos fanáticos están furiosos por la decisión de ocultar quién murió a manos de Negan. La objeción y furia no dejan de ser lógicas: toda la estructura de la segunda mitad de la sexta temporada se fue construyendo con vistas a ese gran momento donde se intuía que uno de los personajes principales iba a ser asesinado. Y lo cierto es que encima esta temporada en particular estuvo llena de cliffhangers: la supuesta muerte de Glenn en Thank you, el cierre de la primera parte en Start to finish, el posible asesinato de Daryl en East… Quizás fue demasiados giros con puntos suspensivos…
Sin embargo, tanta discusión sobre ese plano subjetivo de la víctima que nos impidió saber quién era, terminó obstruyendo un análisis más exhaustivo de lo que brindó Last day on Earth como capítulo en un nivel de totalidad. Y la verdad que, a pesar de sus desniveles, fue realmente un muy buen episodio. Lo más flojo estuvo en la subtrama de Carol y Morgan, con ella tratando de huir a toda costa y él buscando traerla de vuelta a Alexandria. Es una historia que se va desinflando a medida que transcurren los minutos, perdiendo solidez y sentido, aunque sirva para recuperar el vínculo entre Carol y Morgan, además de presentar a un nuevo grupo de supervivientes que seguramente jugarán un importante papel a futuro.
Pero el resto de Last day on Earth tuvo momentos notables, de la mano de una tensión creciente que fue transformándose en pura angustia. En las progresivas encerronas que van sufriendo Rick y su grupo por parte de los Salvadores cuando intentaban llevar a Maggie con el médico de Hilltop –y que termina siendo una planificada trampa-, el realizador Greg Nicotero (quien ya dirigido el estupendo episodio No way out) demuestra una extraordinaria capacidad para trabajar el sonido en el fuera de campo y la profundidad en los planos, para así ir configurando una puesta en escena opresiva y lindante con lo paranoico.
Todo esto se consolida aún más en los minutos finales, donde hace su entrada nada menos que Negan. No puede dejar de reconocerse el carisma de Jeffrey Dean Morgan, quien lleva el papel con una soltura apabullante, pero todo se le facilita cuando encarna un personaje a todas luces fascinante, al que se le nota una capacidad inmensa para planificar y liderar a un grupo inmenso con toda clase de recursos como son los Salvadores, y que además nunca se queda en las medias tintas. Lo suyo no es la amenaza, es la concreción.
Esa concreción –a batazos- muestra en todo su esplendor el verdadero tema central de Last day on Earth (expresado muy inteligentemente por el productor ejecutivo y creador del cómic original Robert Kirkman): la absoluta derrota de Rick, quien se creyó capaz de todo, subestimó la situación y a su rival, y paga las consecuencias con la vida de uno de los suyos. Su rostro a lo largo de los últimos minutos combina el pánico, la angustia, la desazón, la consciencia absoluta de que llegó a un callejón sin salida.
Al final de la cuarta temporada, cuando los protagonistas quedaban prisioneros en Terminus, Rick decía que sus captores se iban a sentir muy estúpidos, porque “estaban jodiendo con la gente equivocada”. Bueno, ahora son Rick y su grupo los que jodieron con la gente equivocada. Y se deben sentir muy pero muy estúpidos.
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