
Por Rodrigo Seijas
ATENCIÓN: SPOILERS
Capítulo definitivamente raro y hasta desconcertante The next world, por las variaciones de tonos a las que apela, con resultados dispares. Eso ya se percibe en el arranque, que probablemente sea el más tranquilo en la secuencia de acontecimientos que muestra y definitivamente el más humorístico por los diálogos a los que apela. Respecto a esto último, la cumbre se la disputan los dos doctores, Denise y Eugene, cada uno con un pedido más extraño que el otro para Daryl y Rick, quienes se aprontan a salir del pueblo para buscar provisiones y quizás reclutar gente.
Hubo un claro intento por inyectarle algo de humor a ese viaje de Daryl y Rick. Un humor reflexivo por momentos –Rick buscando dejar en claro que entendió que había que empezar a confiar en la gente de Alexandria- pero también simplón desde ciertos gestos –lo de poner música, por ejemplo- y hasta definitivamente físico, particularmente a través del encuentro con Paul Rovia, un personaje definitivamente particular, no sólo por sus habilidades para la pelea –rápidamente queda claro que es un experto en artes marciales- sino también por su persistencia, que lo lleva a entablar un duelo de ribetes por momento insólitos con Daryl y Rick. Esa preciada camioneta repleta de víveres hundiéndose en un lago parece un reflejo –muy irónico por cierto- de cómo hay ciertas luchas que se dan en el mundo de The walking dead que son completamente inútiles, sin sentido alguno.
Ese humor cimentado en la ironía de ciertos acontecimientos no termina de descomprimir totalmente la narración precisamente por los climas que ha venido generando la serie a lo largo de los años. Casi siempre los personajes la pasan mal –o están a punto de pasarla mal- y que los creadores decidan medio de sopetón que esas tensiones deben aflojar y se debe buscar un relajamiento suena casi a una traición al horizonte de expectativa previamente generado. Eso se nota aún más por el hecho de que no todo el episodio se construye sobre lo insólito o irónico, sino que continúa la apelación a lo dramático con toda la subtrama referida a Spencer Monroe y la forma en que finalmente acaba con su madre Deanna –quien se había convertido en zombie-, que también atraviesa a Michonne, Carl y Enid.
La experimentación narrativa y de tono de The next world, por más que no termine de funcionar por completo, no deja de ser atractiva y hasta debe permitirse por su carácter de capítulo de transición. Aún así, no deja de haber un suceso importante hacia el final, y es ese beso entre Michonne y Rick, que luego los lleva a la cama. Aunque esperada por muchos fans de la serie, esta decisión de unir a los dos personajes no termina de cerrarme: puedo entender que había una tensión entre ambos gracias a todas las situaciones que atravesaron juntos y que esa tensión podía conducir a un romance, pero aún así la decisión parece un tanto repentina –más aún por la reciente muerte de Jessie, que al final no parece haber afectado tanto a Rick-. Sin embargo, hay que conceder que la escena está muy bien resuelta, con una naturalidad pasmosa, mostrando cómo los dos hablan sobre trivialidades (que en verdad no lo son tanto), para pasar luego al momento del acercamiento, los besos iniciales y finalmente el sexo. También hay que conceder que la última secuencia, con Paul Rovia despertándolos mientras estaban en la cama, es tan shockeante como efectiva, preanunciando asimismo revelaciones que probablemente conduzcan al futuro enfrentamiento con Negan.
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