Por Rodrigo Seijas
Lo que prometía ser un final explosivo para la primera mitad de esta sexta temporada terminó siendo un episodio regular, con pocos momentos realmente destacables y con un cierre que dejó muchas puertas abiertas. Demasiadas de hecho, con lo que terminó siendo insatisfactorio.
Start to finish tiene un arranque prometedor, con ese plano de unas hormigas comiéndose los restos de una torta que no terminó Sam, el hijo menor de Jessie, con el tema Tiptoe through the tulips, de Tiny Tim, repitiéndose una y otra vez de fondo. En cierta forma recuerda al comienzo del episodio The grove, de la cuarta temporada, que también trabajaba con elementos y planos muy puntuales sobre los que creaba un poderoso sentido de anticipación e inquietud, y que –oh casualidad- también era dirigido por Michael E. Satrazemis. Luego viene la invasión de los zombies a Alexandria, en la que Deanna es mordida y empieza a recorrer el camino hacia su muerte que tendrá mucho de simbólico y discursivo, y la secuencia de escape de Maggie que, hay que admitirlo, pone los pelos de punta.
El problema empieza a surgir cuando todos los protagonistas encuentran refugio y lo que queda es apenas un conjunto de tensiones internas ya bastante repetidas. Es cierto que hay un par de secuencias puntuales con mucho suspenso e incertidumbre, como la del enfrentamiento entre Carl y Ron que desemboca en la entrada de los zombies en la casa de Jessie; ese momento donde llegamos a pensar que Deanna finalmente se convirtió en zombie y su primera víctima fue la bebé Judith; o la confrontación entre Morgan y Carol sobre el Lobo prisionero, quien finalmente escapa tomando de rehén a Denise. Pero el resto del tiempo el capítulo gira en el vacío, evidenciando nuevamente los problemas que ha venido arrastrando últimamente esta temporada, que ha descansado en exceso en los diálogos existencialistas y no ha podido ofrecer casi ningún personaje nuevo realmente interesante.
Deanna ha sido una de las excepciones en cuanto a su espesor y potencial de las incorporaciones que trajo Alexandria, pero éste ha sido su último episodio. La suya fue una digna despedida, porque justo se da cuando ha reencontrado un equilibrio personal luego de afrontar la pérdida de su marido, recuperando su estatura de líder espiritual, política, ética y moral del público. Con la consciencia de que su muerte se acerca, es capaz de pasarle la posta a Rick, transmitiéndole el mensaje justo: que ahora todos, absolutamente todos, forman un “nosotros”, para bien y para mal. Lástima que todavía la serie no se dio cuenta, con lo que sigue tratando a los habitantes de Alexandria como meros invitados, sin terminar de darles entidad.
La escena final de Star to finish es decepcionante por antojadiza: no hay real suspenso, no hay una introducción a un nuevo personaje o situación, sino simplemente un corte arbitrario para una situación demasiado estirada. De hecho, termina siendo mucho más atrayente el prólogo al siguiente capítulo, donde Daryl, Abraham y Sasha son detenidos por un grupo de motociclistas que les ordenan entregar todo lo que tienen. ¿Por qué? La contestación es simple y brutal: porque todas sus propiedades ahora le pertenecen a Negan. Ese nombre es clave: los que han leído los cómics en que se basa la serie dicen que Negan es probablemente el villano más temible que ha debido enfrentar el grupo de Rick. Encima va a ser interpretado por Jeffrey Dean Morgan, un actor con una presencia física y un carisma muy particulares. Pero para eso falta bastante: habrá que esperar a febrero para ver cómo se reacomodan las cosas.