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Siempre el mismo día

oneday1Título original: One Day
Origen: EE.UU. / Inglaterra
Dirección: Lone Scherfig
Guión: David Nicholls, adaptando su propia novela
Intérpretes: Anne Hathaway, Jim Sturgess, Tom Mison, Jodie Whittaker, Tim Key, Rafe Spall, Joséphine de La Baume, Patricia Clarkson, Ken Stott, Heida Reed, Amanda Fairbank-Hynes, Gil Alma, David Ajala
Fotografía: Benoît Delhomme
Montaje: Barney Pilling
Música: Rachel Portman
Duración: 107 minutos
Año: 2011


6 puntos


Amigos y amantes

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

oneday2Varios 15 de julio en la vida de Dexter y Emma, eso es lo que cuenta Siempre el mismo día, drama romántico de Lone Scherfig basado en la novela de David Nicholls, quien además se encarga de la adaptación. El film arranca en 1988, cuando la pareja se conoce y deciden ser amigos, y sigue el recorrido de sus vidas hasta 2010, entre desencuentros, acercamientos y sentimientos reprimidos. Anne Hathaway y Jim Sturgess son Emma y Dexter, y los encargados junto a la directora Sherfig (la misma de Italiano para principiantes y Enseñanza de vida) de sostener este relato que en las manos equivocadas podría haberse convertido en un producto puramente lacrimógeno. Y si bien algo de eso hay en el último acto del film, el interés de Siempre el mismo día pasa por ver cómo ese vínculo de amistad/amor sufre los embates del paso del tiempo.

Hay que reconocerle a Siempre el mismo día que desde la previa parecía una de esas novelitas bochornosas que llevan la firma de Nicholas Sparks, pero Sherfig tiene bastante oficio y se ha mostrado más preocupada en construir relatos sostenidos en personajes interesantes, que impacten contra el contexto bucólico que los enmarca. Sus Emma y Dexter son más que estereotipos de relato romántico y a medida que avanzan los minutos se convierten en seres humanos con dimensiones, con sus dudas y frustraciones a cuestas. Como si fuera poco, la película escapa a la prisión que supone su estructura (siempre un mismo día, durante más de dos décadas) y no se obliga a repasar forzadamente cada 15 de julio. Hay días más interesantes que otros, y la directora se encarga de sustraer lo interesante y descartar lo anecdótico.

Y si bien Siempre el mismo día no puede escapar a algunos giros que buscan forzar el dramatismo, gana fundamentalmente por dos motivos: en primera instancia, porque le permite total dignidad a cada uno de sus personajes, comprendiéndolos aún en sus acciones menos felices (ahí vemos al Ian de Rafe Spall). Y en segunda instancia, el vínculo entre Emma y Dexter es lo suficientemente sólido como para que los diálogos entre ellos le escapen a las ñoñería típicas del género romántico y los personajes se expresen con una honestidad y madurez poco común: cómo la relación va pasando de la ligereza a lo trascendente, cómo se hace palpable la desilusión de ambos cuando el otro no va en el sentido esperado. Siempre el mismo día funciona, en definitiva, porque hace creíble ese lazo de amistad que sostiene a Emma y Dexter en el tiempo. Claro está, mucho de esto se debe al trabajo de la dupla protagónica, especialmente a Hathaway, especialista en personajes que parecen sostener a partir del estereotipo pero que logran ser mucho más sólidos. Una película que parece huir del mote de “placer culposo” para instalarse en una instancia superior de drama romántico.

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