Una buddy movie que no se destaca en nada salvo por un par de escenas lúcidas y el carisma de sus protagonistas, a pesar de que promete espectacularidad y buen humor, que nunca llega.
Alex Ross Perry construye un relato demasiado preocupado en parecer antes que en ser, lo que impide explotar de una manera más intensa los aciertos esporádicos del film.
Un drama romántico que parece ir por terrenos convencionales, pero se hace mucho más interesante debido a una sólida construcción de la pareja protagónica.