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El expreso de los recuerdos

dtrain 1Título original: The D Train
Origen: EE.UU. / Inglaterra
Dirección: Andrew Mogel, Jarrad Paul
Guión: Andrew Mogel, Jarrad Paul
Intérpretes: Jack Black, James Marsden, Kathryn Hahn, Jeffrey Tambor, Russell Posner, Henry Zebrowski, Kyle Bornheimer, Mike White, Corrina Lyons, Donna Duplantier, Charlotte Gale, Denise Williamson, Han Soto
Fotografía: Giles Nuttgens
Montaje: Terel Gibson
Música: Andrew Dost
Duración: 101 minutos
Año: 2015
Compañía editora: Blushine


7 puntos


El mejor de su clase

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

dtrain 2Que el ámbito estudiantil es bastante traumático para buena parte de la sociedad norteamericana, eso lo evidencian cientos de comedias adolescentes. Y El expreso de los recuerdos, de Jarrad Paul y Andrew Mogel, suma más elementos a esa idea: Dan Landsman se encuentra organizando una reunión de ex compañeros, a pesar de que sus ex no tienen un buen recuerdo de él. Sin embargo, se le ocurre un plan: lograr que el más popular de la clase, ahora devenido actor en Hollywood y que aparece en una popular campaña televisiva, acepte la invitación y eso motive a los demás a ir. Y no sólo eso, que este logro lo posicione mejor ante sus ex compañeros y ahora vecinos. Sobre esa frustración del hombre mundano y la fascinación por el éxito y la popularidad habla esta comedia negra y extraña.

El expreso de los recuerdos pertenece a ese apartado de comedias indies que se animan a ir un poco más allá de lo que el mainstream permite. Tiene elementos del cine de Alexander Payne, en su mirada sobre la Norteamérica interior y los personajes mundanos que buscan salir del pozo de mediocridad en el que se sienten presos, y mucho de la provocación de Una pareja despareja de Glenn Ficarra y John Requa. Digamos que más o menos en su mitad, un episodio de carácter sexual enrarece el asunto y pone el conflicto en un lugar de osadía bastante manifiesto: Paul y Mogel mezclan el indie satírico con la comedia de amistad masculina, y construyen momentos donde la incomodidad resulta intolerable. Desde los personajes y hacia los espectadores.

En este marco, sobresale el trabajo de Jack Black con un personaje decididamente tan irritante como patético: el comediante, a partir de películas como esta o Bernie se va instalado en las afueras del mainstream, y se le anima a ciertas superficies de displacer que detonan la pasividad de un cine norteamericano acomodado en la obviedad. Es su personaje, aquello que está dispuesto a hacer y la forma en que aborda sus conflictos (hay toda una subtrama laboral con Jeffrey Tambor que es decididamente oscura y perfecta), lo que sostiene una película que, conforme van avanzando sus minutos, empieza a confundirse de su propia indecisión: el paso de la acidez inicial a la más pura bromantic no es del todo saludable. Al fin de cuentas, películas como esta funcionan mejor cuando evidencian el síntoma como una incomodidad y no tanto cuando se entregan al disfrute.

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