Título original: Idem
Origen: Argentina
Dirección: Juan José Campanella
Guión: Juan José Campanella, Gastón Gorali, Eduardo Sacheri, basado en el cuento de Roberto Fontanarrosa
Voces originales: Diego Ramos, Axel Kuschevatzky, Pablo Rago, David Masajnik, Lucía Maciel, Marcos Mundstock, Miguel Angel Rodríguez, Fabián Gianola, Horacio Fontova
Fotografía: Félix Monti
Montaje: Juan José Campanella, Abel Goldfarb
Dirección de arte: Mariano Epelbaum, Nelson Noel Luty
Música: Emilio Kauderer
Duración: 100 minutos
Año: 2013
2 puntos
Ganar como sea
Por Rodrigo Seijas
Estamos en el partido final, decisivo: el pueblo, representado por un equipo que lidera Amadeo junto a algunos de los habitantes más pintorescos, se enfrenta a Grosso y su team de estrellas. Si ganan los buenos, el pueblo sigue en pie. Si ganan los malos, chau pueblo. La cosa viene mal, el partido parece irremontable y los jugadores de metegol, que venían contemplando el encuentro desde afuera, deciden entrar arbitrariamente y sin permiso a la cancha, básicamente para hacer trampa. Esa trampa da resultado: vuelve a poner en partido al cuadro de los “buenos”, en un encuentro que parecía dominado por los “malos”. Amadeo -quien no sólo es el personaje principal y narrador de los acontecimientos, sino también el eje moral de la historia-, cuando se entera de la trampa, se enoja y les dice a sus pequeños amigos que la cosa no se hace así, que él y sus compañeros de equipo van a triunfar por las suyas y, de paso, salvar al pueblo. Y el partido sigue, como si nada hubiera pasado, como si el cuadro de los “buenos” no hubiera roto las reglas. Este accionar está respaldado por un discurso previo donde se remarca que el concepto de “pasión” involucra, entre otras cosas, el querer ganar como única opción.
Uno puede, y debe indignarse frente a esta construcción discursiva. Más teniendo en cuenta que está destinada primariamente a los chicos, a los que se les baja el mensaje de que lo pasional involucra sólo el triunfo, sin importar la forma en que se lo alcance, mientras uno esté del lado de los que tienen la razón. Pero si se analiza con un mínimo de detenimiento la filmografía de Juan José Campanella, ya uno no puede sorprenderse: las películas más exitosas del director argentino más prestigioso y popular han estado marcadas por el lema “el fin justifica los medios”, con sus guiones forzando a los personajes a ponerse en situaciones de las que difícilmente haya retorno, para luego continuar los relatos sin hacerse cargo de nada: recordemos a Rafael Belvedere (Ricardo Darín) vendiendo su restaurante y dejando a todos sus empleados en la calle en El hijo de la novia; a Graciela (Mercedes Morán) robando plata de la tesorería o Román Maldonado (Darín) utilizando a una niña pobre como herramienta política en la asamblea del club en Luna de Avellaneda; y a Benjamín Espósito (otra vez el pobre Darín) realizando junto a Pablo Sandoval (Guillermo Francella) una investigación sin autorización en El secreto de sus ojos. El cine de Campanella es, en ese aspecto, un muestrario del ser argentino profundo: si estoy convencido de que los motivos me respaldan (puede ser decir algo importante sobre el mundo, o simplemente hacer avanzar la trama), actuar de forma poco ética o inmoral está plenamente justificado. Metegol y sus pequeñas grandes trampas son un ejemplo más.
Los críticos y periodistas de otras vertientes, a la hora de analizar Metegol, hilvanan textos de un facilismo alarmante, que giran básicamente alrededor de estos conceptos y nombres: 20 millones de dólares; nostalgia; Toy Story; pueblo; barrio; Pixar; calidad de animación; pasión; Fontanarrosa; DreamWorks; Luna de Avellaneda. De ahí no salen, y mejor no les pidamos que profundicen analíticamente, a ver si tienen que esforzarse. Y ni uno hasta ahora se dio cuenta de que si hay una película de Pixar con la cual se podría comparar Metegol es con Cars, cuyo foco también estaba puesto en reivindicar la vida en los pueblos pequeños frente a la deshumanización de ciertos aspectos de la vida moderna. Pero el film de Pixar, aún siendo uno de los más flojos de ese estudio, apostaba más que nada a buscar recuperar valores esenciales como la amistad, la lealtad, el trabajo en grupo, la conexión con el otro y hasta una concepción del deporte más vinculada al disfrute que a la competencia. Había personajes con pasado, presente y posibles futuros, con motivaciones, con sentimientos; un pueblo que podía ser pensado, de acuerdo a la mirada de cada protagonista, como un hogar, como un lugar donde redefinirse, o incluso como una vía de huida; una reflexión profunda sobre las conexiones que se establecían a través del tiempo y el espacio; y, principalmente, habían imágenes, porque los realizadores eran conscientes de que lo que estaban haciendo era cine y que la principal herramienta discursiva era la imagen. En el film de Campanella, la idea de “pueblo” no va más allá de un bar con su juego de metegol, una plaza central, el típico monumento a los “fundadores”, “amigos” que aparecen y luego desaparecen sin razón de ser, y no mucho más. Ah, sí, claro, la idea de que todo lo que viene de afuera es “malo”. Y cuando se dice “malo”, es porque está vinculado al marketing y a la tecnología, al “progreso”. Encima, esta idea vacía, vacua, retrógrada de la modernidad ni siquiera tiene una construcción visual coherente que la respalde. Al igual que en los peores exponentes del cine de Fernando Siro, Palito Ortega o Luis Sandrini, en Metegol nunca se percibe un universo narrativo que respire por cuenta propia, que se conecte con otras configuraciones espacio-temporales, que tenga un anclaje verosímil que le permita luego conectarse con el espectador.
Y uno podría decir que es difícil construir universos destinados a un público muy particular como es el infantil, y que encima colocar la vara que significa Pixar sería como pedir demasiado, no sólo a nivel producción, sino incluso desde lo narrativo. Pero lo cierto es que Campanella, y en consecuencia Metegol, eligen posicionarse justamente en un lugar de competencia, programando inicialmente el estreno para el 20 de junio, en directo enfrentamiento con el lanzamiento de Monsters University (aunque luego lo terminó retrasando casi un mes, lo cual era perfectamente lógico); afirmando que el objetivo es obtener una nominación al Oscar a Mejor Largometraje Animado; y hasta saliendo a inflar el pecho vía Twitter contra Disney porque se negó a darle un espacio publicitario en uno de sus canales infantiles de cable. Y sin embargo, el film lo único que tiene a su favor es la prepotencia de sus medios: 20 millones de dólares de presupuesto, todo el apoyo de un conglomerado mediático encabezado por Telefé y la distribución de una major como es United International Pictures. El resto es pura cáscara, pura superficie.
Es que si hay una palabra que define de forma rápida a Metegol es ABURRIDA. Metegol, antes que nada, aburre, no se erige ni siquiera como un entretenimiento apropiado. Si había algo que se le podía reconocer a Campanella, es que podía llevar hasta el final algunas de sus ideas sobre el mundo gracias a sus habilidades narrativas. Era difícil discutirle su capacidad para construir diálogos que revelaban un conocimiento bastante profundo del ser argentino, sin por eso resignar cierta universalidad; su comprensión de géneros tan disímiles como la comedia costumbrista o el policial; y su saber, muy emparentado con el Hollywood más clásico, para la puesta en escena. Eso le permitía hilvanar relatos que, a pesar de sus idas y vueltas, nunca perdían el ritmo. Lo que menos se podía decir sobre El hijo de la novia, Luna de Avellaneda o El secreto de sus ojos es que eran películas que se hacían “lentas” o “soporíferas”. Pero en Metegol eso sucede, y con creces, básicamente porque Campanella nunca se preocupa realmente por construir personajes. Lo que hay son meras marionetas para su mensaje a favor de la tradición y contra la modernidad. En consecuencia, el protagonista, Amadeo, pasa de ser no mucho más que un muchachito tímido e introvertido a un líder futbolero nato, sin una transición que explique de manera cabal ese cambio; su interés amoroso, Laura, no tiene entidad ni una conexión que la respalde, y parece estar solamente para convocar al público femenino; el villano, Grosso, tiene una motivación intrascendente, transita por todos los lugares comunes y previsibles, sin jamás adquirir espesor; y los jugadores de metegol no son más que estereotipos y recipientes para chistes que en contados casos tienen un dejo de inspiración. Con estos últimos es muy patente que el director -y sus coguionistas, Gastón Gorali y Eduardo Sacheri- no tienen mucha idea de qué hacer, con lo que hay toda una hora de metraje -que transcurre básicamente a partir de la sucesión inconexa de tres secuencias en un basural, un parque de diversiones y un laboratorio- donde el film avanza a los tropezones, buscando fusionar sin éxito el mundo del metegol con el verosímil del pueblo. En el medio, se pierde todo el potencial lúdico que podía tener el film, ya que es el mundo de fantasía y diversión del metegol el que tiene que incorporarse al universo limitado, estático y conservador del pueblo. Todo se tiene que decir, a través de la palabra, sin confiar jamás en las imágenes. Por eso, no resulta sorprendente que el partido final, que se supone debería ser el clímax emocional, sea pura rutina y no genere el más mínimo suspenso. De Fontanarrosa y su apuesta permanente a doblar o incluso quebrar las reglas de lo verosímil no queda nada.
Si hubiera provenido de alguna factoría estadounidense o europea, Metegol hubiera sido rápidamente olvidada. Pero como proviene de las entrañas de la parte más poderosa del cine argentino, y tiene a la cabeza a su director más emblemático, se convierte en un símbolo, en un modelo a seguir, en un nuevo ejemplo cinematográfico del “aquí también podemos hacerlo”. Es LA película del cine argentino de este año, y marcará el camino para lo que venga. Que un film así se constituya, por anticipado, incluso antes de su lanzamiento, a pura prepotencia propagandística, en el paradigma para los realizadores argentinos que aborden la animación destinada a los más chicos es realmente nefasto. Es peligroso y preocupante. Metegol tiene el potencial para ser como el bilardismo, que con su ideología del “todo vale” sentó las bases para la mediocridad del fútbol argentino actual. Es por eso que debería ser un antecedente de lo que NO se debe hacer.


@ronaldo1ro
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Acá la destruyen!!!
RT @fancinemamdq: ESTRENO – Metegol: 2 PUNTOS para Rodrigo Seijas http://t.co/TNJq1emVbI
Primero que no es es Mateo sino Amadeo, y segundo para tu cerebro de chorlito K evidentemente la pelicula no te bajo el mensaje que brinda, no te llego porque alguien como vos no puede interpretarlo, es por eso y te perdono.
Por otro lado tu perspectiva o punto de vista acerca de narrar una historia no tiene ni nudo ni desenlace, las lecciones se aprenden y con pasion se hacen cosas buenas, recordemos que AMADEO no quiere trampas…
Es un gran paso para el cine argentino es verdad y abre muchos puestos de trabajo, seguramente los cuales sean inalcansables para vos y solo trabajes haciendo comentarios deplorables de las peliculas nacionales, igual te respeto porque de esta forma no obtenes un plan trabajar.
Tu puesto de mr ego es muy muy bajito…
Ahora lo correjiste pelotudo, aprende a escribir….
El error respecto al nombre del protagonista ya está corregido, aunque creo que eso no cambia la valoración que tengo sobre el personaje y la historia que protagoniza.
¿En serio me perdonás por no haber interpretado el mensaje de la película? Ay, pero que bueno que sos. Ahora me quedo mucho más tranqui y no me tiro de cabeza por el balcón, como tenía planeado hacerlo.
Respecto a lo de cerebro de chorlito K, no sé de dónde sacás que soy K. Y la verdad que no lo soy, para nada, y si leyeras la crítica que hice sobre el documental de Néstor Kirchner te darías cuenta por qué no lo soy.
La verdad, defender a una película porque abre muchos puestos de trabajo… No sé si sabías que se producen muchos filmes en la Argentina, y también crean puestos de trabajo. El documental sobre Kirchner, por ejemplo. ¿Lo vas a defender porque crea muchos puestos de trabajo?
Si creés que mis comentarios sobre películas nacionales son tan deplorables, ¿por qué te tomás tanto laburo para darme duro? ¿No tenés cosas más importantes que hacer? Tenés un montón de críticos a los cuales felicitar porque entendieron el mensaje de la historia, ¿y perdés el tiempo conmigo?
Tu visión sobre los planes trabajar es tan pero tan chiquita… Claro, todos los que obtienen esos planes son vagos, ¿no? Sos como los que defienden esos planes afirmando que así se soluciona el problema de la desocupación, pero desde el otro lado. Leyéndote, uno puede entender por qué los K siguen, lamentablemente, en el poder…
Y, la verdad que sí, soy bajito, mido 1,65…
Alto nivel el tuyo para la discusión…
Y me encantó eso del tipo que está en contra de hacer trampa… después de que le enderazaron el partido 😛
Algo extraño pasa. O Roberto no vio la película, o Roberto no leyó bien la crítica de Rodrigo, o Roberto es un imbécil.
Si, algo extraño pasa… Metegol esta ganando por goleada pese a los gansos y se caga de risa de criticas como ésta, asi que Cantinflas, metete el bigote en el orto.
Rodrigo pateaste alguna vez una pelota en tu vida? se nota que no.
Aburrida? jaja
Saludos.
La verdad Raúl, apenas si me alcanza para ser un lateral derecho mediocre en el fútbol 5. Asumo que vos sos un jugador profesional, todo un entendido del arte futbolero, y por eso entendés Metegol. Podría envidiarte, pero por suerte no saco a la luz todos los prejuicios posibles con alguien que no concuerda conmigo. Saludos
Gracias por confirmar eso que decía en el título de mi crítica. Lo que importa, obviamente, es ganar, ¿no? Saludos
Roberto, «correjiste» va con g. ¿Cómo era eso de «aprende (que correspondería con tilde) a escribir»?
«Que un film así se constituya, por anticipado, incluso antes de su lanzamiento, a pura prepotencia propagandística, en el paradigma para los realizadores argentinos que aborden la animación destinada a los más chicos es realmente nefasto.»
Ese párrafo me parece interesante. Tiene mucho de cierto, pero lamentablemente, así como la previa influyó en todo lo que vino y va a seguir viniendo, también lo hizo en tu apreciación de la película. O por lo menos así lo veo yo.
Al principio criticás el hecho de actuar inmoralmente cuando un fin lo justifica y los ejemplos no se condicen en nada. Mezclás el acatar la ley al pie de la letra con el actuar de forma ética, cuando son cosas totalmente distintas. Fijate como lo sostenés en el caso de los jugadores de metegol irrumpiendo o en la investigación de Espósito y Sandoval en «El secreto de sus ojos».
Tampoco me parece en absoluto aburrida. La presencia de los jugadores de metegol (te admito la poca profundización de los personajes) hacen al relato muy llevadero, así como la presencia de la idea barrio, pueblo, nostalgia, pasión y otras que criticaste. Decir cuán profundizadas están me parece entrar en un plano muy subjetivo, más aún en esta película que apunta a un público grande y familiar, cosa que no me parece mal porque en ningún momento, ni siquiera en la extensa publicidad que hizo antes, se vendió como otra cosa. Apunta a la identificación del argentino futbolero. Y lo logra. Y punto.
Quiero agregar un párrafo para decirles que los sigo hace rato y los leo casi siempre. Pero tienen esa costumbre muy esnobista de tratar de destrozar mediante la labia (que desde lo más profundo mío se las envidio, escriben de puta madre) a las peliculas cuyo éxito masivo opaca algunos defectos, olvidándose de que también tienen méritos y buscando gramaticalmente que absolutamente todo en las mismas esté mal. La última de Batman se me viene ahora a la cabeza, pero me ha pasado varias veces.
PD: Sé que por acá este director no es nada querido, pero no me digan que el homenaje a 2001 no es genial.
Saludos.
Quiero agregar algo al tema del «Ganar como sea».
¿No te parece justamente lo contrario, dado que «como sea» (con las extremadamente divertidas intervenciones de los jugadorcitos de hierro) se podría haber ganado el partido, y finalmente se pierde porque el protagonista decide jugarlo de manera limpia?
El malo es el que gana haciendo trampa finalmente. El malo sin comillas. Es bastante berreta y soberbio el artilugio de ponerle comillas a todo para hacerlo tambalear.
Me interesa mucho saber que opinás de todo lo que dije. Saludo.
Diego, en primer lugar, quisiera agradecerte por tus comentarios, básicamente por dos razones: porque mostrás respeto, y porque desarrollás una serie de argumentos pertinentes, lógicos, razones, debatibles. Hasta ahora, todos los que habían salido a contradecir mi crítica y a favor de la película lo hicieron desde la burla, la agresión y el desprecio. Es decir, no se podía debatir con ellos. Con tu comentario sí, al que incluso juzgo más interesante que muchas de las críticas del filme. Paso a entonces a intentar una respuesta sobre todo lo que mencionás:
1) Yo no voy a negar mis prejuicios, e incluso los reivindico, en tanto no me cieguen la vista. Creo que todos tenemos pre-juicios previos, o expectativas determinadas antes de ver el filme. El desafío es no dejarse obnubilar y por ende no poder distinguir las diferencias entre lo que esperábamos y lo que finalmente se ve en pantalla. Tengo un ejemplo personal, al cual suelo referirme bastante, que es cuando vi Orgullo y prejuicio. Esperaba la típica adaptación de qualité de una novela famosa, pero me terminé encontrando con una obra estupenda, repleta de complejidades. Y me hice cargo de mis prejuicios previos, de mi sorpresa posterior. No te voy a negar que no tenía grandes expectativas con Metegol, porque no soy precisamente un fanático de Campanella (odié Luna de Avellaneda, y El hijo de la novia y El secreto de sus ojos son dos filmes muy problemáticos para mí), y el trailer no me había gustado, pero hice todo el trabajo necesario para abstraerme de eso y valorar al filme por sus propios méritos. No me gusta tener que decir que es tan mala, pero según mi punto de vista, es así.
2) El acatar la ley y actuar de forma ética pueden ser cosas diferentes (después de todo la ética es algo personal, la moral vendría a ser algo más vinculado a lo social), pero en determinados momentos esos aspectos se juntan. Me parece poco ético e inmoral quebrar la ley y luego hacerse cargo a medias, como se hace en Metegol y El secreto de sus ojos. Cuando sos un agente de la ley, es la ley la que te marca tu ética y tu moral, cuando sos jugador de fútbol, eso pasa por respetar las reglas de un partido.
3) No me siento solo en el hecho de haber juzgado a la película como aburrida. Gente con perspectivas diferentes sobre el cine, como Daniel Cholakian, Mex Faliero y Javier Luzi, cuando hablaron o escribieron sobre el filme, usaron calificativos parecidos. Y ojo, a pesar de nuestras diferencias, somos críticos que no nos aburrimos con Avatar, o que reconocemos que otros filmes de Campanella, como El secreto de sus ojos, Luna de Avellaneda o El hijo de la novia, tienen cosas cuestionables, pero no aburren. Campanella es un buen narrador, por eso llama la atención los desniveles en la trama de Metegol, o sus personajes totalmente superficiales, que siempre giran alrededor del mismo chiste (uno que se refiere a él mismo en tercera persona, otro que tira frases new age, otro que habla en cordobés, otro en alemán, otro que es un soberbio del año uno). Yo levanto la bandera del entretenimiento, me gustan las pelis que buscan entretener, pero con elementos nobles: personajes bien diseñados, un guión sólido, una trama bien ensamblada, etcétera. Es cierto que Metegol apunta a la identificación con el futbolero. Sin embargo, a la hora del partido final, no sabe filmar bien el fútbol. El partido final no tiene punch. Pareciera que Campanella, un tipo tan formado por Hollywood, se olvidó de mirar las pelis deportivas yanquis.
4) Mi visión es subjetiva. Obvio que es así, no me queda otra. Todas las críticas, positivas o negativas, lo son, y lo mismo la mirada de cada espectador. Estamos cada uno contaminados por diferentes formaciones, situaciones, tradiciones, pero lo que yo pongo en mi texto es mío, es mi perspectiva. En eso también estaría bueno que el público que lee las críticas se lo tome un poco de esa forma: son visiones particulares, desarrolladas de formas determinadas, a las cuales se debe tener en cuenta de manera limitada. La labor del crítico es tratar de abrir nuevas visiones y horizontes, proponer miradas no habituales a la hora de abordar un filme. Pero no deja de ser un punto de vista.
5) Yo no suelo ponerle comillas a los personajes. Pero en Metegol todo es tan estereotipado, que las comillas vienen solas. Creo que el problema con la trampa es que se comete, se admite, pero finalmente hay un no hacerse cargo que es terrible. Si se hicieran cargo de verdad, el gol de Amadeo tenía que ser anulado. Es como el gol de Maradona con la mano a los ingleses: todo el mundo admite que existió, pero se celebra en vez de aceptar lo tramposo que fue. Es una avivada. Y con Metegol sucede algo similar: los jugadores hacen trampa, y es “divertido”, como vos mismo decís. La película primero dice eso desde sus imágenes: que es divertido. Luego se pone seria y dice “no, está mal”. Pero el gol no se anula, todo sigue como si nada. Y después se deposita el concepto de trampa en el villano. Ahí entonces la trampa es mala, porque viene del lado del villano. No, la trampa es mala siempre.
6) Creo que te equivocás en tu apreciación respecto a cómo valoramos a los filmes de éxito masivo. Por ejemplo, con la última de Batman, hubo una crítica en contra (de Mex), una a favor (mía) y una nota de opinión, también a favor (de Damián Gerzenstein). En estos últimos meses, hemos defendido a filmes exitosos o pensados para ser exitosos, como El llanero solitario, El hombre de acero, Monsters University y Titanes del Pacífico. Defendimos a Avatar, a Batman: el caballero de la noche, a Los Vengadores, a los tres primeros filmes de Piratas del Caribe. Y si te fijás, El secreto de sus ojos tuvo una crítica muy positiva. No voy a esquivar el calificativo de snob: un poco lo soy, creo que en parte viene con esto de ser cinéfilo. El tema es que no te abstraiga del mundo. Pero esto tampoco significa decir “bueno, a todo el mundo le gusta, entonces me tiene que gustar a mí también”. Mi política no es defender el éxito por el éxito mismo, sino defender las formas nobles en que puede conseguirlo. Y no me parece que eso suceda con Metegol. Intuyo que tu mirada también va por ese lado. Sólo que te gustó Metegol. Y tenés todo el derecho del mundo.
Espero que esta respuesta te satisfaga. Por supuesto que tenés las puertas abiertas para seguir debatiendo.
Gracias por leer nuestro sitio.
Abrazo
Gracias Rodrigo.
La verdad que sí, que la respuesta me satisfizo, salvo por lo del Diego jajaja. Yo celebro hasta la muerte haberles ganado con la mejor expresión del deporte y la trampa aplicadas en el mismo partido, a pesar de haber nacido 6 años después. ¿Qué más lindo que robarle al que te robó varios años antes, aunque sea algo de una importancia incalculablemente menor? Hay un cuento fantástico de Sacheri que se llama «Me van a tener que perdonar» que refleja a la perfección mi sentimiento. Qué polémico que hable de él en ESTA crítica no? jaja.
También quiero aclarar que no quise decir que están en contra de los éxitos masivos, sino que me da la sensación de que extremizan más de lo debido, nada más.
Y me gusto mucho lo que decís sobre la crítica en el punto 4) ya que suele ser un sector que es irónicamente muy criticado. «tratar de abrir nuevas visiones y horizontes, proponer miradas no habituales a la hora de abordar un filme». Esto es totalmente cierto y mejor aún es que se pueda seguir haciendolo en debates como estos.
Abrazo.
Definitivamente sobrevalorada la pelicula de Campanella. Mientras que visualmente tiene un nivel superlativo, la caga tremendamente con el guion. Pero hay algo que choca apenas empieza la pelicula y es la eleccion de las voces. Si se tomaron la molestia de hacer un casting
hicieron un muy mal trabajo ( solo quedan bien las de Coco Silly y el negro Fontova). Volviendo al guion, un guion siome, con humor del mismo calibre. Unos personajes chatos que nunca se involucran mas que en aparicion. Podrian haber definido en un partido de metegol, si igualmente estan en juego las 2 personalidades principales, pero no, opto por poner personajes desabridos que no suman nada (creo que al cura lo puso despues de que
elegieron a Bergoglio como Papa). Y por ultimo, el humor, destacado por su ausencia, mejor dicho, por su ausencia de gracia, porque chistes abundan, pero por Dios, que malo que son. Da verguenza escucharlos. 4 anios tomo hacer esta peli, Campanella venia en ascenso, pero no se si
es la junta que tuvo en esta peli( muchos espanioles, telefe y Axel Kuchevasky), pero bajo varios escalones en la evolucion.
Puntuación de Rodrigo Seijas para «El Planeta de los Simios»: 8/10 (???)
Rodrigo: Primero, si viste la película te darás cuenta de que tu «indignación» es infundada. Recordarás que cuando el protagonista se entera de la trampa que está haciendo su equipo hace que eso se termine, y el mensaje no es «es válido hacer trampa con tal de ganar», ya que, por si lo olvidaste, el equipo del protagonista PIERDE el partido.
En segundo lugar, podría entender, aunque no compartir, tu en mi opinión desmesurada «indignación». ¿Qué opinarías de una película que deja el mensaje de que la venganza más sangrienta e implacable, asesinando y desmembrando a cientos de personas, inclusive a alguna mujer frente a su hijita de no más de seis años, puede llevar a la satisfacción personal del «bueno» de la película y a un final feliz? No, no estoy desvariando, te lo pregunto porque en alguna red social te declarás fan de «Kill Bill»…
Digo, si uno es coherente con uno mismo, puede opinar lo que quiera. Vos no lo sos.
Primero, auch. Segundo, luego de ver la película y de leer esta nota, me di cuenta que entre la euforia de ver una película argentina en 3D me hizo pasar por alto algunos puntos mencionados. Y eso que a mí lo que más me gusta de las películas suele ser la historia. Mea culpa. Y tercero, espero que las películas que vengan aprendan de los aciertos y los errores de la película, que mejoren cada vez más y que eleven el nivel del cine nacional (animado o no).
Hay algo de lo que nadie comenta y es el mensaje y las críticas que lleva. Como el de la figura que se cree el centro del universo, que es algo que ocurre actualmente con muchos jugadores. También la pasión que une a todos para lograr un objetivo en común esta pasión reflejada en un juego llamado Futbol que se lo vive de diferentes maneras en el mundo pero que es único en Latinoamérica. No soy argentine pero me identifique mucho con esta pelicula.