Por Gabriel Piquet
Cuando hablamos de maquillaje en la vida real, siempre se nos aparece la imagen de la mujer, de lo femenino, o de alguna banda de glam-rock. Pero cuando hablamos del maquillaje aplicado al cine, son los hombres los que han ganado el espacio como integrantes fundamentales de la industria del cine fantástico. Sin embargo, el cine nacional cuenta con una especialista que ha venido desarrollándose en el circuito independiente, con películas de monstruos y esas cosas, y que en el último tiempo ha sobresalido en producciones industriales y vinculadas con otros géneros, como el western Aballay o el drama carcelario El túnel de los huesos. Rebeca Martínez, de ella se trata, cuenta con una importante formación pero, además y más importante, con una gran experiencia involucrándose en gran cantidad de proyectos.
En diálogo con FANCINEMA, la especialista en maquillaje confiesa que comenzó a interesarse por este trabajo pero que no sabía cómo desarrollarse ni dónde aprenderlo. Si bien nació en Arrecifes y a los 18 vino a vivir a Mar del Plata, luego se mudó a Capital Federal cuando descubrió que había academias donde formaban a quienes deseaban especializarse en el maquillaje. Fue cursando que conoció a Rabbid, un director con el que trabajó durante seis años en películas de terror y gore, y a partir de 2010 decidió abrirse camino en solitario: su trabajo puede verse en producciones como El túnel de los huesos, Aballay, 100% lucha: el amo de los clones, The last gateway o Death knows your name.
-¿Cómo fue que te interesaste en el maquillaje y los efectos especiales?
Siempre me gustó lo artístico. De chica dibujaba y hacia pequeñas esculturas, a mi manera, autodidacta, pero intentando que luzcan realistas. Vistas a la distancia son muy ridículas. Mi mamá tenía delante de mi casa su peluquería y también maquillaba a novias, y crecí jugando con muestras de maquillajes que ya no usaba, pinzas y ruleros. No sé cómo, empecé a ver los detrás de escena de las películas, eso me generaba mucha intriga, creo que aún más que la película en sí.
-¿Qué películas te quedaron grabadas en la memoria cuando eras chica, que te incentivaron a trabajar en esto?
Sin duda las películas que más recuerdo son La historia sin fin, las Pesadilla con Freddy Kruger y Braindead.
-Tomando como ejemplo las dos últimas participaciones a nivel industrial que tuviste (Aballay y El túnel de los huesos) ¿cómo es una jornada de rodaje?
Estas fueron dos películas complicadas en tema continuidad, ya que no se filmaron de manera correlativa o como están contadas. Entonces antes que nada armo mis planillas de continuidad de maquillajes y me planteo cómo va a ser cada personaje en cada etapa. Esto también está hablado con el director y el director de arte porque depende de lo que ellos quieren para cada caracterización. También cada jornada depende de qué escenas se filmen en el día (el plan de rodaje), ya que en ellas hubo días que era todo más o menos continuado y no era necesario hacer demasiados cambios, o las modificaciones de maquillaje eran mínimas, y hubo otros días que había que ensuciarlos, limpiarlos, después envejecerlos, luego hacerles heridas. De cualquiera de estas formas puede ser una jornada mía de rodaje.
-En la Argentina en los últimos años se avanzó bastante en el terreno de los FX. De tus primeras experiencias a la fecha ¿cuáles son los cambios más notorios?
En cuanto a los cambios que se van realizando son en lo personal, a medida que te vas profesionalizando, porque en los cursos siguen enseñando lo mismo que hace tiempo. Pero uno con los años de trabajo y práctica va llevando a cabo cambios que permiten emprolijar las prótesis y que el maquillaje se vea mejor. Por ejemplo, yo ahora hago los moldes sectorizados para prótesis divididas y uso yesos más resistentes para mayor cantidad de copiados, y que se vean mejor los detalles. El resultado final, diría que depende más de la mano y el ojo del realizador que del material o la técnica que se use.
-¿Con qué limitaciones te encontrás hoy en día con respecto a las producciones industriales de otro países? ¿O esa brecha se fue achicando cada vez más?
En realidad los materiales con los que estamos trabajando son antiguos en relación a los que usan en Norteamérica y Europa. Allá para todo lo que es prostética y réplicas hiperrealistas trabajan con siliconas, y acá con espuma de látex y látex con espuma de poliuretano o gelatina, materiales de los cuales seguimos aprendiendo cómo volverlos más realistas. En lo que es copiado y moldería también trabajan otros materiales, que les permiten en menos pasos llegar a los mismos resultados. Las siliconas para prótesis y moldes se hace muy caras traerlas y no hay aún producciones que apuesten a pagarlas.
-De toda tu carrera ¿cuál es el trabajo que más conforme te haya dejado y seguís apreciando? ¿Cuál es el que menos te gustó y por qué?
No sé si es el trabajo que más conforme me dejó, pero creo que sí es el que más quiero y me identifica: «la vieja» de The last gateway, que fue mi tercer largometraje con Rabbid. En ese momento estaba estudiando y como no había presupuesto, hice la prótesis en la escuela. Era la que tenía que usar para rendir, pero la usé en la película y dije que se me había perdido. Recibí un reto por irresponsable y el comentario «tendrías que empezar a buscar estudiantes de cine que hagan cortos para practicar». En fin, orgullosa de esa vieja. Y el que menos me gustó fue un envejecimiento que hice también con Rabbid en Death knows your name. Eramos cuatro personas pegando papel con látex sobre la cara del actor. No había ni tiempo ni presupuesto, suerte que tenía que salir del interior de una mujer, simulando un parto, con mucha sangre. Ni se notó que el maquillaje era una mierda.
-¿Los FX y el maquillaje son rubros en los que trabajan muchas mujeres en la Argentina o sos una excepción?
Indudablemente es un trabajo que ganaron los hombres, pero hay chicas que también lo hacen, no soy la excepción. De hecho tengo amigas colegas. Pero sin dudas somos la porción más pequeña.
-Si pudieras dirigir tu propia película ¿sería de ficción o documental? ¿De qué se trataría?
Ficción, claramente. Y me encantaría hacer la remake de Laberinto.
-A lo largo de toda la historia del cine ¿cuál es el maquillaje que más te sigue impactando y la escena o el efecto especial utilizado que más te sorprende?
El maquillaje que más me sigue impactando, más allá del maquillaje en sí es por lo que causó en los espectadores, es el que realizo Dick Smith a Linda Blair en El exorcista, y porque siguen pasando los años pero se sigue hablando de él. Y las escena de efectos que más recuerdo podría decir que la explosión de cabeza en Scanners, y una defragmentación de cuerpo en Day of the dead de 1985. ¡Gloriosa!
-¿Cómo ves el futuro de estos rubros en nuestro país? ¿Hay escuelas de FX?
Yo creo que los FX van creciendo día a día, junto con los directores y productores que apuestan a guiones más jugados. En la Argentina sólo se hacían comedias y dramas, recién en estos últimos años se está abriendo una brecha a otros géneros. Hay una escuela de FX y muchos lugares donde dan cursos. Lo importante es saber que sólo se aprenden materiales y técnicas, después a la hora de la verdad hay que dar rienda suelta a la imaginación, porque lo que no enseñan en ningún lado es a ser práctico y resolutivo, que es muy importante en este trabajo.
Le propusimos a Rebeca Martínez que nos dijera qué opinaba de tres nombres emblemáticos del mundo del maquillaje en el cine, que nos contara si les gusta su trabajo y si fueron una influencia para ella. Ping-pong maquillado con la especialista argentina.
-Jack Pierce (Frankenstein -1931-)
Este tipo sí que era un artesano, acá se empezó a crear la magia del cine. Antes que él, Lon Chaney creaba sus propios personajes, pero Jack era un trabajador de cine, como sería un utilero de ahora, y se empezó a interesar en caracterizar. Después de la muerte de Lon dio rienda suelta a su imaginación descubriendo materiales para generar volúmenes sobre la piel. ¡Groso!
-John Chambers (El planeta de los simios -1968-)
El planeta de los simios y un montón más de grandes trabajos. Siendo un artista plástico, comenzó a realizar prótesis de cuerpo para los soldados sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial, y fue un pionero en llevar este realismo a la pantalla, como en la serie Star Trek, haciendo prótesis de orejas, narices. John fue un líder de equipo, enseñando su arte para poder trabajar en grandes proyectos. En la mayoría de las películas que se destacó, son producciones de muchos personajes y en los créditos él aparece a la cabeza de grandes equipos de trabajo. Abrió una nueva brecha en la rama del maquillaje prostético. Muchas virtudes, gran influencia.
-Stan Winston (Terminator -1984-)
Terminator, Aliens, Depredador, La cosa, El joven manos de tijeras, Jurassic Park… ¡entre muchísimas más! ¿Qué puedo decir? ¡¡Waw!! Nos hizo creer tantas veces que los animatronics y los maquillajes eran reales, que no hay palabras para describir tantas sensaciones. Una gran pérdida en los efectos que dejó un gran estudio trabajando, ojalá que tan mágico como lo hizo él.