El actor mexicano Gael García Bernal, que se encuentra estos días en el festival de cine de Marrakech, donde participa como jurado, lanza desde allí una propuesta a sus compañeros de profesión: «Hagamos menos política y más cine».
«Puede parecer contradictorio, porque dentro del mundo del cine se me considera muy movido por la política, pero a veces cuando hago todas esas cosas, me digo: ¡Yo lo que debería estar haciendo es escribir un guión! Debería estar haciendo una buena película, que es como realmente puedo cambiar algo», reflexionó.
Así, se refirió a España como «gran ejemplo de cineastas que pasan mucho tiempo haciendo política», aunque aclaró: «Eso está genial, pero recomendaría que intentáramos cambiar las cosas a través de las películas».
Pero la manera de hacer política de este actor, conocido por cintas como Amores perros o Y tu mamá también, tiene en cualquier caso poco que ver con manifestaciones o partidos, y más con «hacer algo que hace falta hacer».
Por ejemplo, el festival itinerante de cine documental Ambulante (www.ambulante.com.mx), que cada año desde 2005 recorre sesenta ciudades mexicanas para llevarles películas a las que de otro modo no habrían podido acceder, y del que el también director y productor, que es uno de sus fundadores, se muestra muy orgulloso.
«Es uno de los pocos festivales que tiene una verdadera razón para existir», señaló. «Por ejemplo, se están haciendo muchos documentales sobre Ciudad Juárez, y la gente de Ciudad Juárez no tenía ocasión de verlos hasta que se los llevamos», añadió.
Una voluntad parecida a la que mueve su compañía productora, Canana Films, de la que también forma parte el actor Diego Luna, y que considera «una manera de potenciar en México la libertad de expresión».
«Es muy difícil para una compañía como esa existir en cualquier parte ahora, porque la industria del cine se ha vuelto totalmente loca», lamentó.
Pero si de lo que se trata es de hacer «menos política y más películas», el hiperactivo cineasta relata que este año ha participado en tres, que saldrán a la luz en los próximos meses, y que ahora mismo tiene «los dedos cruzados» para que salga adelante un proyecto de Oliver Stone, en el que interpretaría al boxeador Roberto «Mano de Piedra» Durán.
«¿Veinticinco ya? ¿En serio?», se sorprende cuando, en un encuentro con medios internacionales, le recuerdan el número de cintas en las que ha participado desde que comenzó su carrera, y, contando con los dedos, murmura: «Tienen que ser menos…».
De esos comienzos, recuerda que no imaginaba dónde le podían llevar: “Cuando acabamos de grabar Amores perros, yo lo que pedí es que me dieran una copia en VHS para enseñársela a mi familia», porque las películas mexicanas, según apuntó, no solían llegar a los cines.
Sin embargo, «la alquimia funcionó, y la película galopó alrededor del mundo», un éxito que atribuye a que «era un momento en el que no había tantas sorpresas, porque desde hacía tiempo venía haciéndose el mismo tipo de películas, y entonces llegó esa, que nadie esperaba y que mostraba una nueva geografía y nuevas caras».
Diez años más tarde, se siente «contento» de seguir haciendo lo que quiere, y de seguir siendo «también muy idealista», y no pierde la sorpresa por esta «gran responsabilidad» que le ha traído el éxito: «Me recuerdo pensando que un día me gustaría hacer una película y de pronto, aquí estamos, de jurado en Marrakech».
¿El secreto para una carrera tan fulgurante? «No hay secreto: vas haciendo una cosa, luego haces otra…», aseguró.
(Fuente: EFE)