El debut en la dirección de Jerry Seinfeld es un delirio absoluto, un film que a cada minuto nos presenta situaciones absurdas e hilarantes, que no se preocupa para nada por la corrección política.
Un film que toma la experiencia para construir un relato de crecimiento y aprendizaje, que se sostiene mejor en sus partes más cómicas pero trastabilla en los aspectos dramáticos.