En su trabajo póstumo, la actriz Mónica Galán protagoniza un film que es más que una experiencia personal. Un relato sobre asuntos pendientes que termina siendo un poco frío.
Una comedia negra en la que una familia enfrente la muerte del patriarca. Entre la risa, el llanto, la depresión, las adicciones, buscarán hacerle frente a este suceso, mientras lidian con sus demonios personales.
Un film que se vuelve irregular a medida que avanzan los minutos, pero que extrañamente debe reconocérselo por esos riesgos que toma lejos de la zona de confort.