La sátira vampírica de Larraín es una película que goza de algunos raptos de creatividad, pero que sucumbe a un trazo grueso considerable y a una falta de humor llamativa para una comedia negra.
La película de Manuela Martelli es otro relato sobre la dictadura, en este caso la chilena, que apuesta por un personaje que se balancea positivamente entre arquetipos que nunca termina representando.
La nueva comedia del chileno Nicolás López se construye sobre un guion imposible. Un acercamiento a la locura absolutamente banal y un viaje sanador que termina siendo agotador.
Un drama centrado en casos reales vinculados con un cura pedófilo, que flojea en algunos aspectos narrativos pero que logra trabajar los dilemas éticos y morales con inteligencia.
La película de Sebastián Lelio va construyendo un relato lejos de las ambiciones desmedidas pero con una sensibilidad llamativa, que la eleva a alturas considerables.