El nuevo film de Joe y Anthony Russo, a pesar de que parecía tener casi a todo a su favor, no pasa de ser un producto predecible y anodino, donde nunca aparece el vigor requerido.
Guy Ritchie entrega un thriller seco y conciso, alejado de la estética videoclipera y los giros cancheros que caracterizaban a su cine, lo cual no deja de ser una agradable sorpresa.
La reversión de acción en vivo del clásico animado es un film carente de impacto, construido por un Tim Burton que aquí se muestra sumamente impersonal.