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Sismo Magnitud 9.5

Título original: Jing tian jiu yuan
Origen: China
Dirección: Oxide Chun Pang
Guión: Ran Wang, Daiyuan Yang, Hongtao Zhang
Intérpretes: Jiang Du, Qianyuan Wang, Liya Tong, Cecilia Han, Dongjun Han, Jun Hu, Mengjie Jiang, Gallen Lo, Yan Su, Shudan Wang, Haoming Yu
Fotografía: Wai-Nin Chan
Dirección de arte: Guangcai Yang
Producción: Alvin Lam, Zhan Zhou
Duración: 114 minutos
Año: 2022


3 puntos


CHINA! FUCK YEAH!

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

Recuerdo que ya desde joven me burlaba -o por lo menos trataba de no tomarme muy en serio- de algunas películas de Roland Emmerich (como Día de la Independencia o El patriota) y Michael Bay (como Armaggedon o Pearl Harbor) donde las explosiones y efectos especiales iban de la mano de un patriotismo y/o militarismo entre patotero y ramplón. O de películas como Brigada 49, Volcano y Guardianes de altamar, que se emparentaban con el cine catástrofe -género noble si es bien abordado-, pero que pretendían ser al mismo tiempo dramas seudo sociológicos o psicológicos sobre gente que la pasa mal, para así poder resaltar la labor de profesionales del riesgo, como rescatistas, bomberos, médicos y un largo etcétera. ¿Por qué entonces no burlarse un poco de un film como Sismo Magnitud 9.5, que hace exactamente lo mismo, pero desde China?

En la película dirigida por Oxide Chun Pang ocurre un terremoto que provoca una gran explosión en una planta química, lo que a su vez genera un gran incendio que eventualmente podría llevar a otro gran estallido que arrasaría con toda la ciudad que hay alrededor. Será entonces tarea de un grupo de bomberos evitar que lo catastrófico sea aún más catastrófico, además de rescatar a un montón de personas amenazadas por el fuego y los derrumbes. Hasta ahí, todo bien, excepto que eso recién comienza, casi de la nada, transcurrida media hora de metraje. Antes hay que bancarse un retrato entre tosco y esquemático del grupo de protagonistas, que son, obviamente, súper disciplinados, recontra compañeros y ultra comprometidos con su labor, aunque tienen unos problemas para relacionarse con las minas que ni te cuento. Cuando finalmente la amenaza se hace presente, habrá voladuras, escapes, salvatajes de último momento, sangre, sudor y lágrimas. Y el gran Estado Chino, donde todo funciona bárbaro -excepto cuando algún privado la caga-, no hay ruidos en la cadena de mando, la mejor tecnología está a disposición y todos gritan “¡Sí, señor!”.

Si todo gira alrededor de instituciones estatales impolutas, que incluyen o salvan a todos los individuos, sin cuestionamiento alguno, y de conflictos personales de cartón corrugado, se puede desear que por lo menos todo eso estuviera sustentado en un gran espectáculo. Pero no, lo que tenemos son secuencias de acción filmadas a reglamento, con efectos especiales de segundo orden y un montaje muchas veces confuso. Y una banda sonora horrible, remarcadísima, que a cada rato se impone a lo que se está viendo. El resultado es agotador, porque encima el relato ya tiene poco para contar pasada la hora, pero sigue enredándose en tramas, subtramas y secuencias de rescate hasta aproximarse a las dos horas.

Si lo que narra Sismo Magnitud 9.5 daba para ochenta o noventa minutos, hay entre treinta y cuarenta minutos extras repletos de pérdidas, tragedias, resurrecciones y reflexiones sobre el deber que atrasan unas cuantas décadas. Así queda un bodoque indigesto, de esos de los que satirizaban tan bien Trey Parker y Matt Stone en Team America: Policía Mundial, pero ahora, desde Oriente. Así que ahora solo queda gritar “China! Fuck yeah!”, y tomarse todo esto muy poco en serio.


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