Por Patricio Beltrami
El camino de Mark Grayson / Invencible es largo, sinuoso y para nada lineal. Si la primera temporada había oficiado de historia de origen para este protector de la Tierra mitad humano mitad viltrumita, la segunda temporada se enfoca en cómo el protagonista progresivamente comprende que su heroico rol le exige ciertos sacrificios que atentan contra su felicidad y los vínculos de aquellos que lo rodean. En ese marco, la serie amplía aún más la extensa galería de personajes, villanos y conflictos, incluso también se anima a introducir un multiverso. Uno de los primeros grandes cambios en relación al 2021 se produjo en la supervisión de dirección, donde Dan Duncan reemplazó a Jeff Allen. Igualmente, esta decisión fue trascendente, ya que se siguen adaptando los arcos del comic de Robert Kirkman, acreditado como autor de la serie. Por ese motivo, la producción se siente como una continuación de la primera temporada tanto en la estética como en la narrativa, como si en el medio no hubiesen transcurrido dos años. Ante la ausencia inicial de Onmi-Man / Nolan Grayson (J.K. Simmons), Mark acapara el centro de la atención. Recuperado físicamente de la paliza propinada por su padre, el espíritu quebrado por la verdad sobre los viltrumitas provoca que Invencible en principio no integre los Guardianes del Globo. Si bien eventualmente el héroe volverá a calzarse la capa para defender a la humanidad, padecerá los efectos del trauma sobre su identidad y las dudas y el miedo sobre su incapacidad para controlar su verdadero poder. En ese sentido, los miedos e inseguridades no sólo limitan su potencial como superhéroe, sino que también atentan contra su vida personal. En virtud de ello, la segunda temporada de Invencible profundiza en el devenir de su relación romántica con Amber, en los problemas para tener una vida universitaria normal, en su tirante relación con Cecil y algunos de los Guardianes del Globo. Mirándose en el espejo de su padre, Mark se da cuenta cómo sus ausencias, justificadas por sus compromisos como protector del planeta, perjudican y arruinan sus relaciones como novio, hijo, amigo o compañero. Quizás el costado más interesante de este recorrido es que durante toda la temporada Invencible falla, se frustra, pierde, recibe palizas que lo dejan al borde de la muerte… se sacrifica porque es su deber, porque entiende que es el camino más seguro para no convertirse en Onmi-Man. Por otra parte, todos los personajes secundarios tienen su arco durante esta segunda temporada. A lo largo de los ocho capítulos, los conflictos se desarrollan, aparecen y desaparecen a conveniencia de la historia macro, pero alimentan la complejidad del relato siempre en sintonía con el largo, sinuoso y para nada lineal camino del héroe. En materia de conflictos y enemigos se encuentra la perla negra de esta temporada. En línea con la mayoría de los universos de superhéroes, se plantea la existencia de un multiverso y, en consecuencia, se presenta al gran villano de la temporada. Más allá del interés que despierta, sólo se luce en el primer episodio con su confrontación directa con Invincible. Luego se convierte en una figura cuyo poder crece durante el resto de los capítulos pero que no tiene incidencia hasta el desenlace, cuando se explota el multiverso a partir del sadismo del enemigo. Seguramente se trate de un villano que haya estado a la altura del conflicto, pero la confrontación final se reduce a una cuestión más íntima y psicológica, por lo que le saca fuerza a la resolución. En segundo plano quedó el gran arco de la serie: la invasión viltrumita a la Tierra y el regreso de Onmi-Man. Concretamente, en esta subtrama acontecieron varios de los pasajes más sorprendentes, explosivos y espectaculares de la segunda temporada. Más allá de algunas decisiones fallidas, Invencible ha renovado su título como una de las producciones más sólidas, creativas y emotivas del género de superhéroes durante la última década.
NdR: Las dos temporadas de Invencible están disponibles en la plataforma Prime Video.
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