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Atentado en el aire

Título original: 97 minutes
Origen: EE.UU. / Inglaterra
Dirección: Timo Vuorensola
Guión: Pavan Grover
Intérpretes: Jonathan Rhys Meyers, Alec Baldwin, MyAnna Buring, Jo Martin, Michael Sirow, Pavan Grover, Anjul Nigam, Jake Hayes
Fotografía: Konstantin Freyer
Montaje: Eric Potter
Música: Ian Livingstone
Duración: 93 minutos
Año: 2023


3 puntos


GENTE ROTA EN UN AVIÓN

Por Patricio Beltrami

(@Pato_Beltrami)

Resulta difícil otorgarle un nombre a esta película. Más que Atentado en el aire, lo que ocurre es una sangrienta toma de rehenes con algunas consecuencias terribles que, insólitamente, pasan desapercibidas por esas cosas del guión. En tanto, la denominación de origen hace referencia a los 97 minutos que quedan de combustible en el avión, aunque esta limitación realmente no tiene ningún peso en el conflicto. Con un peligro que se diluye con el correr de los minutos y se desploma durante la segunda mitad de la película, hubiera sido más honesto llamarla Gente rota en un avión.

Dirigida por Timo Vuorensola y escrita por Pavan Grover, un grupo de seis terroristas de Europa del Este secuestran un avión comercial a pocas horas de arribar al aeropuerto de Nueva York. Cuando se despierta luego de haber recibido un fuerte golpe, Alex (Jonathan Rhys Meyers) encuentra un intercomunicador y lo oculta del resto de los terroristas por temor a que descubran que su condición de agente de Interpol. En tierra, el director Hawkins (Alec Baldwin), responsable de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), ordena derribar el vuelo porque carga un artefacto que podría provocar millones de muertes si llegara a la costa de Estados Unidos. Acorralado por las circunstancias, Alex recurrirá a la ayuda de un grupo de pasajeros, tan conflictuados como él mismo, para evitar una catástrofe.

Si bien Atentado en el aire podría haber sido un thriller de acción con dosis de espionaje, finalmente termina defraudando en todo sentido. Solamente se puede rescatar un par de secuencias donde la tensión se construye correctamente, ya que se evidencia una absoluta falta de pericia para manejar la acción y la intriga de manera virtuosa. Prueba de ello son las breves, escasas y mal coreografiadas peleas en el avión, cuyos espacios reducidos y elementos característicos podrían haber sido aprovechados de forma más creativa, o la burda manera en la que Alex y sus improvisados aliados confrontan a la amenaza terrorista. Incluso, cada decisión tomada por los protagonistas pareciera resuelta como acto administrativo para que el guion avance en pos de su insólita carga simbólica e ideológica.

Acorralados por la inminente llegada a territorio americano, Hawkings le pregunta a su subalterna Toyin (Jo Martin) por qué no debería derribar al avión. “Hay una esperanza”, responde como si fuera un vacío slogan de campaña política (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia). De esa manera, los autores establecen abiertamente que la premisa de Atentando en el aire se desarrolla fundamentalmente desde lo ético y lo moral. De hecho, desde la media hora de película se suceden numerosas confesiones, tan innecesarias y anticlimáticas para el relato como fundamentales para que el guión tenga sentido, que ponen de manifiesto que cada uno de los protagonistas no ha llegado a esa emergencia por casualidad.

Y si la historia se había desarrollado de manera prolija a lo largo de la primera mitad, durante la segunda parte se acumulan una serie de giros para intentar darle una mayor complejidad a los personajes y al conflicto. Sin embargo, esas vueltas de tuerca resultan incongruentes, a veces predecibles y mal ejecutadas. En ese sentido, las actuaciones son entre discretas y flojas, sobre todo Baldwin y Rhys Meyers. Finalmente, el cierre se vuelca abiertamente hacia el mensaje de esperanza, redención y segundas oportunidades que nada tiene que ver con el planteo de la amenaza terrorista. ¿Los 97 minutos de combustible? Eventualmente alguien recordó este problema, pero sólo para darle una conclusión todavía más moralista a una historia de gente rota en un avión que para este momento ya estaba insoportablemente estirada.


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