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Nada – Miniserie

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Como con los superhéroes de Marvel, la obra de Mariano Cohn y Gastón Duprat parece estar reglada por las normas de un Multiverso. No sería nada raro que el escritor de El ciudadano ilustre habitara un departamento de El encargado y sea vecino del arquitecto de El vecino de al lado. Hay en sus películas y series una unidad estética, una suerte de chic porteño de personajes algo ilustrados, dueños de una soberbia mayúscula y una superioridad moral por momentos molesta. El Manuel Tamayo Prats (Luis Brandoni) de Nada, la nueva miniserie de la dupla, es un poco como todos esos personajes que han construido hasta el momento: en este caso se relaciona con el arte a través de la gastronomía, tiene una postura sobre todos los temas de la vida la cual expresa por medio de verdades irritantes y, sí, es un poco sorete. En ese plan, Nada no parece ofrecer novedad alguna y la especulación nos hace prever que los cinco episodios pueden ser un calvario de misantropía y cinismo. Decíamos del Multiverso. Hay en Nada algún guiño a Mi obra maestra, una de las películas menos celebradas de la dupla y, también -e irónicamente, o tal vez no-, una de las menos molestas, de las más lúdicas. Y Nada, tal vez sin buscarlo, se termina pareciendo a aquella película en el sentido de que encuentra un grado de humanidad infrecuente para los directores y guionistas. Tamayo Prats es una suerte de calco del Anton Ego de Ratatouille (de hecho, la primera línea de diálogo de la miniserie es casi un calco de algún monólogo del personaje de Pixar), aunque en este caso al borde de una marginalidad que no termina de aceptar: dandi venido a menos (al límite de que tendrá que vender sus cuadros para subsistir), su vida se derrumba cuando su asistente se muere y descubre que ha sido un inútil consentido toda su vida. O si no lo descubre, al menos lo supone por gestos que el personaje termina teniendo hacia el final. Y si Nada se regodea a veces en esa búsqueda de la miseria constante, marca en el orillo de Cohn-Duprat, hay por cierto en su mirada una entrada en conciencia respecto de la irritabilidad del personaje. Paternalismo aparte, la relación con una asistente llegada de Paraguay es lo que abrirá al personaje hacia otras posibilidades. Y también a la miniserie, que contra todo pronóstico nos terminará resultando tan pequeña como divertida. Nada dijimos de Robert De Niro, quien interpreta a un amigo del protagonista y hace las veces de presentador de cada episodio. El actor norteamericano se muestra relajado y, de hecho, es parte fundamental para que la serie alcance cierto grado de placidez. No es una maravilla, tiene algunos momentos de esos que dan vergüenza ajena, pero para los estándares de sus creadores es un pequeño paso al frente.

NdR: Los cinco episodios de Nada se encuentran disponibles en la plataforma Star+.


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