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El justiciero: Capítulo final

Título original: The Equalizer 3
Origen: EE.UU. 
Dirección: Antoine Fuqua
Guión: Richard Wenk
Intérpretes: Denzel Washington, Dakota Fanning, Eugenio Mastrandea, David Denman, Gaia Scodellaro, Remo Girone, Andrea Scarduzio, Zakaria Hamza, Sonia Ammar, Niccolò Senni, Stefano Montesi, Melissa Leo
Fotografía: Robert Richardson
Montaje: Conrad Buff IV
Música: Marcelo Zarvos
Duración: 109 minutos
Año: 2023


6 puntos


UN CIERRE CONFORMISTA PARA UNA FRANQUICIA CONFORMISTA

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

A esta altura del partido y ya llegando a la que sería (según los anuncios) la última entrega, la pequeña franquicia que es la de El justiciero ha consolidado un nivel muy parejo, donde el piso está muy cerca del techo y no hay grandes sorpresas, para bien y para mal. Quizás eso tenga que ver en buena medida con la permanencia de un mismo equipo con virtudes y limitaciones: los sucesivos guiones escritos por Richard Wenk no pretenden ir mucho más allá de la medianía; el director a cargo, Antoine Fuqua, es un artesano efectivo, pero sin mucho vuelo; y el protagonista, Denzel Washington, no busca deslumbrar, aunque su carisma es capaz de salvar unos cuantos pozos narrativos y estéticos. Y eso vuelve a ser notorio en la despedida que propone El justiciero: Capítulo final, un film apenas correcto, que se limita a cumplir con su propósito en piloto automático.

El arranque de la película es prácticamente en el medio de la acción e indudablemente apunta a un público que ya conoce al personaje principal, el mundo de violencia que habita y sus dilemas éticos. Lo vemos a Robert McCall (Washington) aplicando sus habituales -y letales- métodos para arrasar con un grupo de mafiosos en Italia, aunque en el medio de la refriega es sorprendentemente herido. Casi al borde de la muerte, termina siendo atendido por un médico en un pequeño pueblo del sur italiano, donde inicia una progresiva recuperación. Ese proceso de sanación física implicará también otro tipo de proceso, de tipo introspectivo, donde Robert se irá reconciliando un poco consigo mismo y con sus acciones pasadas, al mismo tiempo que hallará en ese pueblito un inesperado hogar. Claro que eso confluirá con un enfrentamiento con una poderosa organización mafiosa, dedicada (entre otras cosas) a amenazar y oprimir a los habitantes del lugar, lo que llevará a que McCall vuelva a las andanzas. Todo esto mientras establece un misterioso contacto con una joven agente de la CIA (Dakota Fanning), que sin saberlo está relacionada con su pasado.

Hay, en su ritmo pausado y en sus progresivas instancias de violencia, que buscan entablar un diálogo de opuestos con la paz que transmite el paisaje, un intento por parte de El justiciero: Capítulo final de tomar elementos de algunos westerns crepusculares, esos donde la reflexividad del género arribaba a una cristalización, a una consciencia de que no había mucho más para contar y que había un mundo que debía acabarse. En particular con Shane, el desconocido, donde había también un pistolero profesional que se hacía cargo de la defensa de una comunidad frente a un poder opresor. Claro que Fuqua no posee la inteligencia y sensibilidad de, por caso, un Clint Eastwood en El jinete pálido o Gran Torino: apenas si le alcanza para construir unos cuantos tramos amables, donde McCall va conociendo a un conjunto de personajes que son tan bondadosos, ni siquiera son pintorescos. Esos pasajes, un tanto simplistas, pero aún así consistentes, se animan a dejar la acción en un lugar secundario, casi de expectación, porque lo que se impone es la reconstrucción íntima del protagonista.

Aunque claro, eventualmente, El justiciero: Capítulo final debe hacerse cargo de lo que pide su horizonte de espectador -una apología apenas solapada de la justicia por mano propia- y encarar el choque de fuerzas entre McCall y la familia mafiosa que acciona como antagonista. Y lo cierto es que todo eso está resuelto con algunas vueltas de tuerca un tanto arbitrarias, una discursividad innecesaria en una secuencia clave en la plaza central del pueblo -que encima desperdicia una potencial gran escena de acción- y unos últimos minutos pletóricos en una violencia entre festiva y facilista, que no se corresponden con lo visto previamente. Ahí es donde la película vuelve a apostar a lo seguro y esquemático, sin tomar riesgos, mientras fuerza la narración para darle un sentido a la inclusión del personaje de Fanning. La escena final, entre sensiblera e idealista, revela a El justiciero: Capítulo final como un film bastante conformista, que aún con sus méritos desperdicia su potencial. En eso, no deja de ser coherente con la saga a la cual pertenece.


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