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Recapitulación de Only murders in the building: Sitzprobe

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Si bien la temporada tuvo algunos momentos altos, estábamos esperando un episodio como el de esta semana de Only murders in the building. Y Sitzprobe, dirigido por la gran dupla de Shari Springer Berman y Robert Pulcini, nos dio eso que esperábamos: una verdadera obra maestra compactada en 40 minutos. Cuarenta minutos que tuvieron de todo, especialmente grandes actuaciones como las de Martin Short (pasando la impecable fisicidad del bufón a la sensibilidad del tipo enamorado) y, sobre todo, Meryl Streep. Tampoco olvidemos a Steve Martin, encargado de cantar esa canción imposible del musical que están montando. Sitzprobe constó básicamente del ensayo general del musical dirigido por Oliver (Short), y estuvo atravesado por la tensión que generó una revelación de Loretta (Streep): resulta que la actriz es la madre biológica de Dickie Glenroy (Jeremy Shamos) y, se sabe, una madre hace lo imposible para salvar a su hijo. Sobre todo, cuando el hijo es imputado por el crimen de su hermano. El aprovechamiento del teatro como espacio donde se diluyeron los conflictos humanos, las tensiones del policial y las explosiones de la comedia fue descomunal, con un último plano de frente al escenario que nos marcó definitivamente el carácter artificial de todo el asunto. La vida, entonces, es esa farsa. El suspenso acerca de si Loretta confesaba o no su maternidad a Dickie atravesó el episodio, que se fue ensombreciendo hacia el final con una nota decididamente trágica, entre revelaciones, sacrificios personales y desilusiones. El regreso de Da’Vine Joy Randolph como la genial detective Donna Williams le dio incluso un aire a relato de Agatha Christie, con esta improbable Poirot entrevistando a todo el elenco en ese único espacio del teatro. Pero, también, oficiando de espectadora externa al extrañado grupo humano liderado por Charles (Martin), Oliver y Mabel (Selena Gómez). Y si algo faltaba para redondear uno de los mejores episodios de la serie, era el regreso del trío de podcasteros, demostrando que Only murders in the building, cuando mejor funciona, es cuando se aprovecha de la extraña química generada entre ellos. Sitzprobe fue una clase magistral de televisión y, también, la demostración de que cuando hay detrás de cámaras gente con talento, las cosas salen mucho más fáciles. Sitzprobe fue, claramente, uno de esos episodios que justifican la existencia de cualquier seria.


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