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El clon de Tyrone

Título original: They Cloned Tyrone
Origen: EE.UU.
Dirección: Juel Taylor
Guión: Tony Rettenmaier, Juel Taylor
Intérpretes: Jamie Foxx, John Boyega, Teyonah Parris, Kiefer Sutherland, Joshua Mikel, Megan Sousa, Jason Louder, Jason Burkey, J. Alphonse Nicholson, Robert Tinsley
Fotografía: Ken Seng
Montaje: Saira Haider
Música: Pierre Charles, Desmond Murray
Duración: 122 minutos
Año: 2023
Plataforma: Netflix


6 PUNTOS


GÉNEROS, TONOS, INFLUENCIAS

Mex Faliero

(@mexfaliero)

En las primeras escenas de El clon de Tyrone, un chico en bicicleta recorre una zona barrial de clase media afroamericana. La imagen, por más que no tenga tanto que ver y hasta resulte un poco vaga en mi memoria, me hizo acordar a Clockers de 1995, uno de esos pequeños films que ha dirigido Spike Lee de a montones. La comparación no es tan caprichosa por cuanto la película de Juel Taylor estrenada recientemente en Netflix contiene varios de los elementos habituales del cine del director de Malcolm X: La problemática de los negros en Estados Unidos, la discriminación de la que son parte, las diferencias sociales y de clase, y también una mirada hacia adentro, todo con un tono que no elude lo panfletario o -al menos- lo gritado. El clon de Tyrone es una película que luce cierta originalidad, pero que después de todo no deja de pensarse como parte de una tradición, de una voz más que continúa a otras voces que se han hecho sentir antes.

Pero no es la única filiación que encontramos cuando la película avanza. Una vez que se desanude la premisa, en la que el dealer interpretado por John Boyega sobrevive a una balacera para descubrir un espantoso secreto que oculta la ciudad en la que vive, El clon de Tyrone adquirirá la espesura de uno de esos relatos de Jordan Peele, donde lo fantástico y lo horroroso se hacen presentes para denunciar los problemas raciales en el país del norte. Si se quiere, el film de Taylor suma diversas capas que tienen que ver con formas de representación de un mismo tema, pero con una fuerte cualidad mimética que le habilita diferentes caras. Si hasta por momentos la cruza de géneros, de la comedia al policial, de la ciencia ficción al horror psicológico, vuelven a la película una experiencia similar a la de un capítulo de la inasible (y maravillosa) Atlanta, donde todo puede pasar. Lo curioso, en ese ir y venir imprevisible, es que el todo funciona. El clon de Tyrone es intrigante.

Decíamos que la película pasaba por la comedia, y eso ocurre cuando el protagonista se cruza con un proxeneta (Jamie Foxx) y una prostituta (Teyonah Parris), quienes se ponen a investigar el misterio como si del escuadrón de Scooby-Doo se tratara. A esta cruza de tonos, se le suma un aspecto visual que tiene que ver con su rodaje en fílmico, lo que permite que El clon de Tyrone se vea como una película de los años 70’s, con un look algo old-fashioned, a lo que también suma su temática paranoide y de claro sesgo político. Claro que como toda película que se construye sobre un gran misterio (lo mismo le pasaba, ya que estamos, a ¡Huye! de Jordan Peele) es inevitable que hacia el final, cuando debe resolver su conflicto, se desinfle un poco. Y no es que esté mal eso que dice (incluso es más provocador de lo que uno imaginaba), pero lo cierto es que El clon de Tyrone es de esas películas que mejor funcionan cuando avanzan por el camino de la incertidumbre. El acierto de Taylor (un nombre a tener en cuenta) es estirar el misterio lo más que puede, lo que hace que nuestro interés se mantenga casi a lo largo de sus 115 minutos.


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