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Recapitulación de Invasión secreta: Beloved

Por Patricio Beltrami

(@Pato_Beltrami)

NdR: Este artículo contiene spoilers.

Estalló la guerra entre humanos y skrulls y, al mismo tiempo, (casi) todas las cartas quedaron al descubierto de cara a los últimos dos episodios de Invasión secreta. En ese orden, el cuarto capítulo concluyó con la primera confrontación abierta entre los bandos y, a su vez, el cierre de subtramas vinculadas al espionaje. Ya está claro el juego de lealtades y sólo queda resolver el conflicto a sangre y fuego. Dirigido por Ali Selim y escrito por Brian Tucker, Beloved inicia con la previsible resurrección de G’iah (Emilia Clarke), provocada por el suero de superpoderes que había tomado antes de escapar de Nuevo Skrullos. En un flashback a 2012, ubicado después de los sucesos de Los Vengadores, no sólo muestra que el amor entre Nick Fury (Samuel Jackson) y Priscilla (Charlayne Woodard) es real, sino que sirve para sustentar algunas decisiones que ambos tomarán en los siguientes minutos. A continuación, Priscilla se reúne con James Rhodes (Don Cheadle), quien le exige asesinar a Fury por orden de Gravik (Kingsley Ben-Adir). De esa manera, se revela que hay un skrull infiltrado en las altas esferas del poder estadounidense. No obstante, Fury espía la charla, donde no sólo confirma el fraude de Rhodes, sino que también comprueba que no ha perdido la lealtad de su esposa. De vuelta al hogar, una conversación de pareja deriva en un duelo de cowboys, pero fallan sus disparos adrede, demostrando que el amor y la lealtad cosechados durante más veinticinco años eran reales. Más allá de repetir el empalagoso poema que da nombre al episodio, se despiden con la amargura de desconocer si sólo se habían unido por el exilio, las misiones o el espanto ante los planes de Gravik. En la misma situación se encuentran Talos (Ben Mendelsohn) y G’iah, quien rechaza el plan de su padre para conseguir un lugar para que los skrulls vivan en la Tierra. Sin embargo, Beloved empieza a ganar dinamismo a mitad del capítulo. Después de mostrar a la skrull que reemplaza a Rhodes, Fury lo sorprende en su habitación de hotel para, whisky por medio, limar asperezas. Más allá de su buena voluntad, el desconfiado Rhodey lo amenaza con un video del asesinato de Maria Hill (Cobie Smulders) y lo echa, pero el espía ya había cumplido su misión con el rastreador líquido que había puesto en la bebida. Junto a Talos, emprende una persecución que los lleva al aeropuerto donde parte la comitiva del presidente Ritson (Dermot Mulroney). Encabezado por Gravik, un convoy militar skrull embosca a los estadounidenses en medio de la ruta, atacando el vehículo de Ritson. Ante decenas de enemigos, Fury y Talos se suman a la defensa del mandatario, quien yace inconsciente en un auto blindado. Por primera vez en la serie se observa una secuencia de acción a gran escala, lograda al nivel de lo que se había visto en Falcon y el Soldado del Invierno. En este caso, la clave no pasa por las coreografías, sino por recrear una zona de guerra con disparos que provenían de todos lados, uno de los cuales sufre Talos. Pese a que la herida provoca que su forma skrull quede al descubierto, Talos se sacrifica para sacar a Ritson del vehículo mientras la escolta humana defiende su posición. Mientras Fury traslada a Ritson hacia su auto, Gravik se transforma en un militar que socorre a Talos y lo asesina frente a Fury, exhibiendo el riesgo de los superpoderes de Invasión secreta. Reviviendo el trauma por la muerte de Hill, el espía huye salvando la vida de Ritson mientras el cuerpo de Talos queda tirado en la ruta. Con la misma estructura que Betrayed (primera mitad que pretende intriga a pura conversación y una segunda parte que pone al relato en movimiento), Beloved resulta más sustancioso que su predecesor. En este orden, la historia de amor de Fury y Priscilla fue clausurada dignamente cuando no había nada más que contar, a pura tensión y complicidad en un duelo de viejos pistoleros que buscan acabar su cruzada para afrontar el resto de su vida en paz. Por su parte, la muerte de Talos honra al personaje que se había convertido en el corazón de la serie a fuerza de lealtad con su causa, solidaridad con su raza y coraje para enfrentarse contra un enemigo que lo superaba en número, fuerza y recursos.


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