Por Mex Faliero
Mamita querida, Bill Hader nos va a matar un infarto. The wizard, el sexto episodio de esta última temporada, fue otra construcción perfecta que culminó con un giro que no vimos venir: Barry (Hader) estuvo a punto de asesinar a Cousineau (Henry Winkler), cuando terminó cayendo preso de las garras del maldito Jim Moss (Robert Wisdom), la única víctima de la serie y a la vez el principal villano. Barry, el asesino que quiere ser ahora un buen hombre y un padre correcto, mientras escucha podcast sobre si matar es pecado o no, no puede tolerar que su ex maestro de actuación y amigo cuente su versión en una película. La ficción como idea superadora de la verdad y la justicia. Pero antes que suceda eso en el mismísimo último minuto, The wizard fue acumulando las piezas que estaban sueltas por ahí y nos puso al tanto de la situación de todos los personajes en esa elipsis de ocho años que tuvo la serie dos episodios atrás: Fuches (Stephen Root) ahora es definitivamente “The Raven”, y a lo Robert DeNiro en Cabo de miedo, sale de la cárcel plagado de tatuajes que convierten su cuerpo en un testimonio. “The Raven” nos conecta finalmente con NoHo Hank (Anthony Carrigan), ahora un empresario consagrado que dirige una compañía, la Nohobal en homenaje a su ex amante Cristóbal, con mucho de culpa y bastante cinismo. Pero además descubrimos que Cousineau estuvo oculto ocho años en un kibutz de Israel y que busca recuperar el vínculo con su hijo, quien sólo fue herido por su disparo. Esto fue más o menos el orden que el episodio nos reveló como para que conozcamos la situación de cada uno. Pero se hace imposible hablar de The wizard sin hacer mención a una secuencia memorable, de esas que marcan la distinción absoluta que es esta serie, su nivel de sorpresa constante y la calidad de Hader como director. Un poco ebria, y luego de haberle dado alcohol a su hijo, Sally (Sarah Goldberg) parece padecer los efectos de una confusión intensa, en la que se ve atacada por un recuerdo violento de su pasado, aquel motociclista al que apuñaló en el ojo durante el cierre de la tercera temporada. La secuencia no sólo que tiene una puesta en escena notable, sino que es de una manejo soberbio de la tensión, mientras ocurren cosas que parecen un sueño, algo surreal, pero vívido; algo que acerca a Barry al cine de horror. Claramente The wizard fue la tormenta que siguió a la calma del episodio pasado, una tormenta memorable que nos dejó con el corazón en la boca en un final electrizante. Lejos de los devaneos de Hader con un surrealismo ciertamente psicologista, la aprehensión por parte de Jim Moss pone a la serie, cuando quedan dos episodios, en el camino de una resolución concreta. Mientras, podemos preguntarnos si Hader logra dormir por las noches o las pesadillas no lo dejan. El mundo de Barry es cada vez más extraño y retorcido.
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