Por Mex Faliero
Cuando esta noche termine Barry, sacaremos conclusiones generales. Sin embargo, sería mezquino juzgar la calidad de la serie por lo que suceda sólo en el final. De todos modos, a los motivos de esta columna, poco importa lo que suceda hoy porque la evidencia ya es notable: Lo charlábamos con Rodrigo Seijas el otro día, pocos filman en la actualidad como filma Bill Hader (y no hablamos sólo de televisión). El actor, uno de los más brillantes integrantes de las últimas camadas del Saturday Night Live! y un actor de reparto súper confiable en múltiples comedias, aprovechó notablemente el espacio de HBO para desarrollar una de las series más sofisticadas y creativas de los últimos años. Barry es un artefacto inclasificable, una serie única que mezcla comedia, drama, policial y suspenso con un grado de locura y sofisticación inusitado. Hader nunca había dirigido nada hasta Barry. Fueron tres episodios en la primera temporada, dos en la segunda (incluido el excelente ronny/lily, el mejor capítulo televisivo que vi en mi vida), cinco en la tercera y toda esta última temporada. Y si algo destaca en Barry es precisamente la puesta en escena: tanto en la comedia como en el suspenso, Hader demuestra un talento notable, incluso cuando fusiona las dos cosas como en el último episodio cuando en un plano mostró un fallido intento de asesinato y una persecución con huida aprovechando como pocos la profundidad de campo. Los momentos de suspenso de Barry son intensos. Hader tiene un estilo similar al de Shyamalan, con planos largos y estáticos, e incluso a Jordan Peele, donde el extrañamiento va dando lugar a una aparición inusitada de lo horroroso. Hay algunas escenas pesadillescas, donde lo real se cruza con lo onírico, que muestran la distancia de la puesta en escena de Barry con todo lo demás. Barry atraviesa varios géneros y Hader demuestra inteligencia y sofisticación en todos, incluso originalidad para encontrar lo novedoso en un movimiento de cámara. Si bien es cierto que la mayoría de la producción para plataformas embrutece el ojo, una serie como Barry enriquece la mirada, la extiende y la amplía llevando los géneros a lugares insospechados. Todo en la serie funciona perfectamente: la escritura, las actuaciones. Pero la puesta en escena es todo, es la que le aporta ese toque distinguido. Es todo de Bill Hader, un director como pocos.
Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente: