Título original: Murder Mystery 2
Origen: EE.UU.
Dirección: Jeremy Garelick
Guión: James Vanderbilt
Intérpretes: Adam Sandler, Jennifer Aniston, Mark Strong, Mélanie Laurent, Jodie Turner-Smith, John Kani, Kuhoo Verma, Dany Boon, Adeel Akhtar, Enrique Arce, Zurin Villanueva, Jillian Bell, Tony Goldwyn, Annie Mumolo, Larry Myo Leong, Carlos Ponce
Fotografía: Bojan Bazelli
Montaje: Tom Costain, Brian M. Robinson
Música: Rupert Gregson-Williams
Duración: 90 minutos
Año: 2023
Plataforma: Netflix
5 puntos
OTRO VIAJE NO MUY DISTINTO AL ANTERIOR
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Si Misterio a bordo tenía un planteo a priori interesante -el policial combinado con la comedia de rematrimonio en el marco de unas vacaciones alteradas por las circunstancias de un asesinato-, pero nunca construía una narración que saliera de lo predecible, su secuela no consigue diferenciarse demasiado. Misterio a la vista es otro viaje a reglamento, que solo en algunos pasajes consigue sacarse la modorra de encima, a pesar de poseer unos cuantos elementos que podrían potenciarla.
El film encuentra a Nick y Audrey Spitz (Adam Sandler y Jennifer Aniston) convertidos ahora en detectives de tiempo completo, aunque el negocio que han armado está en dificultades, ya que no se han podido ganar una buena reputación. En ese momento de crisis laboral que amenaza con convertirse nuevamente en matrimonial es que reaparece el Maharajah (Adeel Akhtar), un amigo de su primera aventura detectivesca, con la noticia de que se va a casar y una invitación a la ceremonia. Es entonces que Nick y Audrey van a una isla paradisíaca donde se prepara una fiesta a gran escala, pero donde también se perciben toda clase de tensiones entre diversos sujetos: desde la prometida del Maharajah (Mélanie Laurent) a una ex (Jodie Turner-Smith), pasando por la hermana (Kuhoo Verma) y el CEO a cargo de los negocios de la familia (Enrique Arce), todos tienen sus cuotas de rencores e intereses.
Obviamente, todas esas tensiones terminarán por explotar, y ese estallido se da con el secuestro del Maharajah y un pedido de rescate millonario. Ahí es donde Nick y Audrey volverán a las andanadas, oficiando de negociadores y tratando de dilucidar quién está detrás del crimen, aunque eso los pondrá en el centro de la atención de todo el mundo (incluido un investigador privado interpretado por Mark Strong) y los convertirá en sospechosos. Es en este tramo, marcado por el enigma, la incertidumbre y la aventura, donde Misterio a la vista encuentra sus mejores pasajes: en esos minutos se impone la comedia física y el juego con la desorientación -y supervivencia casi siempre casual- de Nick y Audrey, que vuelven a ser peces fuera del agua. Allí es donde Aniston y Sandler vuelven a explotar su química habitual, además de demostrar que, aún a reglamento, son actores capaces de conducir al espectador por lo que pide el relato solo en base al carisma.
Pero esos momentos virtuosos duran poco y la película, a pesar de sus concisos noventa minutos, se queda sin nafta para su tramo final, especialmente porque sus revelaciones son bastante predecibles. Esa previsibilidad dentro de la vertiente policial arrastra a la parte cómica, por más que la puesta en escena del director Jeremy Garelick le ponga ganas desde el lado de las secuencias de acción y alto impacto. Así, Misterio a la vista no aporta innovaciones relevantes respecto a su predecesora y termina siendo un relato cansino a pesar de su despliegue de espectacularidad. Es que, por más que se plantee como un film grandote, su estructura termina siendo bastante reducida.
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